El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, ha manifestado su postura firme sobre la eficiencia y seguridad de las centrales nucleares en España. Galán ha reiterado que estas instalaciones constituyen «la solución menos cara para garantizar la estabilidad del sistema eléctrico». Pese a esto, ha dejado claro que la responsabilidad final sobre la política energética recae en el Gobierno.
El papel de la nuclear en la política energética
Galán destacó en una reciente conferencia con analistas que su defensa de la energía nuclear en España no es nueva. Ha mencionado un informe reciente de PwC que respalda su afirmación, subrayando que este tipo de energía es una opción costo-efectiva para el mantenimiento de un sistema eléctrico estable. Además, él comparó la situación de España con la de otros países que han optado por esta tecnología, como Francia, el Reino Unido, Alemania, Estados Unidos, Corea, Japón y China.
«No obstante, es fundamental recordar que la política energética es la responsabilidad del Gobierno. Las empresas sólo podemos ajustarnos a las decisiones que tomen los gobiernos», indicó Galán. Este enfoque claro establece un marco en el que las empresa energéticas deben operar, siempre dentro de la legalidad y dirección dictadas por las autoridades correspondientes.
Impacto de las decisiones políticas en el negocio
En otro contexto, Galán abordó las recientes decisiones del Gobierno de Donald Trump en Estados Unidos, que han ralentizado la construcción de varios proyectos eólicos marinos. Sin embargo, el presidente de Iberdrola aseguró que estos cambios no afectarán a sus propios proyectos. «La construcción sigue avanzando. Hemos tenido algunos incidentes técnicos en los últimos meses, pero esperamos que esto se resuelva antes del próximo año», afirmó con optimismo.
La compañía, según Galán, actualmente cuenta con varias turbinas operativas que están inyectando energía en la red, lo que sugiere que los avances en sus proyectos están bien fundamentados.
Proyecciones financieras y cambios en inversiones
Un punto importante que Galán comunicó durante la conferencia fue la decisión de Iberdrola de reducir sus inversiones en renovables en un 50% para el año 2026. Esta medida, que se anticipa dadas las finalizaciones de importantes proyectos en curso, verá disminuir el presupuesto de inversión de 8.500 millones de euros a una cifra entre 4.000 y 5.000 millones de euros en ese ejercicio.
El presidente explicó que esta reducción no implica una falta de compromiso hacia las energías renovables. Por el contrario, estimó que los nuevos activos generarán alrededor de 800 millones de euros en Ebitda anual, tanto en 2025 (850 millones de euros) como en 2026 (750 millones). Esto suma un total significativo de 1.600 millones de euros a partir de 2027, principalmente de proyectos eólicos marinos como East Anglia 3 en el Reino Unido, Vineyard Wind en Estados Unidos y Baltic Eagle y Windanker en Alemania.
Expectativas de crecimiento a largo plazo
En cuanto a las expectativas para el beneficio neto en 2025, Galán reafirmó su confianza en lograr un crecimiento de dos dígitos, excluyendo cualquier plusvalía relacionada con la rotación de activos. También destacó que, gracias al reconocimiento de costos pasados en Estados Unidos, se espera un impacto positivo en las ganancias anuales, lo que contribuirá a un aumento considerable en la rentabilidad.
Este enfoque en la sostenibilidad y la transformación energética es un reflejo del compromiso de Iberdrola con la innovación en el sector eléctrico, buscando equilibrar la eficiencia económica con la responsabilidad ambiental.
La inversión en energías renovables como prioridad
Aunque la empresa reducirá sus inversiones en renovables, el foco selectivo en los proyectos en curso cambiará el forjador del futuro de la empresa. La transición hacia la sostenibilidad sigue siendo vital, y Galán dejó claro que Iberdrola continuará invirtiendo en tecnologías que aseguren un suministro eléctrico equilibrado y que minimicen el impacto ambiental.
El reto es significativo, pero con una gestión adecuada de las inversiones, la compañía está en una posición favorable para adaptarse a las demandas del mercado, mientras mantiene su capacidad competitiva frente a otros actores del sector energético global.
Este enfoque dirigido puede ser un modelo a seguir por otras empresas del sector que buscan adaptarse a un contexto energético en constante evolución. La clave será no solo la eficiencia en sus operaciones, sino también la responsabilidad hacia el entorno, lo que las llevará a ser líderes en un futuro energético más sostenible y diversificado.