Los fondos de inversión, grandes corporaciones y los inversores particulares han llevado la delantera en las inversiones en suelo rústico durante 2024. Este auge se ve reflejado en el ‘Informe Cocampo sobre la Inversión en Suelo Rústico en 2024’, que destaca el potencial de rentabilidad a largo plazo que este tipo de activos ofrece. España, con su favorable clima y diversidad geográfica, continúa siendo una opción atractiva para quienes buscan diversificar sus portafolios de inversión.
Datos de inversión y transacciones clave
Durante el año pasado, se registraron 129.965 fincas rústicas adquiridas en España. Las regiones más activas en este mercado fueron Castilla y León, con 20.838 transacciones, seguida por Andalucía con 18.833, Comunidad Valenciana con 16.984 y Castilla-La Mancha con 15.688. Juntas, estas cuatro comunidades concentraron el 55,7% de todas las transacciones, lo que pone de relieve el interés en estas zonas específicas.
Una atención especial se merece el sector de capital privado, donde varias operaciones significativas se han llevado a cabo. El fondo de inversión Long Walk Farming cerró dos adquisiciones en Cádiz: una finca de 374 hectáreas de olivar con capacidad para generar 10 megavatios mediante torres eólicas, y otra de 59 hectáreas de almendros. Adicionalmente, el Natural Capital Fund adquirió activos agrícolas valorados entre 70 y 80 millones de euros en diversas localizaciones de España y Portugal.
Inversiones del sector energético
Además de las Corporaciones; el sector energético también ha hecho importantes inversiones en suelo rústico. El grupo inmobiliario alemán HIH Invest Real Estate marcó su entrada en el sector de energías renovables mediante la compra de un parque solar de 130 hectáreas en Dos Hermanas (Sevilla). Por su parte, Apple se comprometió con la sostenibilidad al realizar su primera inversión directa en energía solar en el proyecto Castaño Solar, que se espera que reduzca hasta 57.000 toneladas de CO2 anuales.
La multinacional TotalEnergies no se quedó atrás y adquirió el parque solar Dehesa Nueva del Rey en Seseña (Toledo), mientras que Naturgy anunció la construcción de la mayor planta fotovoltaica de España en Campo Arañuelo (Cáceres), con una inversión que ronda los 150 millones de euros.
Inversores particulares en la escena
El interés en el suelo rústico también se extiende a los inversores particulares. El futbolista Jesús Navas y el jugador del Rayo Vallecano Raúl de Tomás han sido dos de los deportistas que han dado el salto a este sector. Navas adquirió la Hacienda Meñaca en Sevilla, mientras que De Tomás compró la finca Bellalucía en Fuentidueña de Tajo para desarrollar su proyecto ganadero.
Por otro lado, el empresario Frank Margenat se unió a esta tendencia con la compra de una finca de 63 hectáreas en Priorat, donde se destinarán 25 hectáreas al cultivo de viñedos, con una inversión total de 1,5 millones de euros.
Desafíos del sector agrícola
La dinámica de inversión actual está transformando la estructura del sector agrícola. Cada vez más, las grandes fincas de inversión buscan concentrar tierras para obtener economías de escala, lo que genera un reto considerable para los pequeños y medianos agricultores tradicionales. Para estos últimos, competir en un entorno donde dominan grandes capitales es cada vez más difícil.
El reto principal radica en encontrar un equilibrio entre los intereses económicos de los nuevos actores del mercado y la preservación del modelo agrícola tradicional. Cocampo ha subrayado la importancia de que las inversiones no solo sean rentables, sino también sostenibles y beneficiosas para todos los involucrados.
beneficios fiscales y futuras perspectivas
Cocampo ha destacado que, durante los ejercicios de 2023 y 2024, se han implementado deducciones en el IRPF que han beneficiado a alrededor de 800.000 agricultores y ganaderos, generando un ahorro de 1.750 millones de euros. Sin embargo, enfatiza que es fundamental desarrollar más incentivos fiscales para que los pequeños y medianos agricultores puedan competir de manera efectiva con los nuevos actores del mercado.
En este contexto, el futuro del sector no solo depende de las grandes inversiones, sino también de la capacidad de los agricultores tradicionales para adaptarse y encontrar socios estratégicos. Es recomendable que los inversores y los agricultores colaboren, creando alianzas que permitan a ambos beneficiarse de un entorno en evolución. La sostenibilidad y la innovación serán claves para asegurar que todos los involucrados en esta transformación puedan prosperar de manera equilibrada.