El consejero delegado de Moeve, Maarten Wetselaar, ha subrayado la importancia de impulsar la «escala» en el desarrollo del hidrógeno verde en Europa. Según Wetselaar, un enfoque de urgencia y pragmatismo en la transición energética puede convertir este sector en uno «en auge» durante la próxima década. Esta visión optimista resalta la necesidad de mover rápidamente hacia un futuro más sostenible y competitivo.
La producción eficiente de hidrógeno verde
Wetselaar ha expresado que existe un «amplio reconocimiento» de que la producción de hidrógeno verde en Europa debe concentrarse en aquellas áreas donde los costes de las energías renovables son más bajos. En este sentido, el sur de Europa y Escandinavia se presentan como regiones clave debido a su potencial en recursos renovables. Para lograr la competitividad en costes, es vital desarrollar «grandes proyectos con cientos de electrolizadores», estrategia que ya fue efectiva en la industria solar y eólica hace más de dos décadas.
Frente a este panorama, el ejecutivo ha enfatizado la necesidad de crear un sistema de gasoductos que conecte el suministro del sur con la demanda del norte. «Más que dinero, se necesita voluntad política y visión. Ahora», expone Wetselaar, lo que pone de relieve que la estrategia requiere tanto inversión como un fuerte compromiso político para materializarse.
Urgencia en la transición energética
El sentido de urgencia es otra de las claves que menciona Wetselaar. Durante su intervención en el congreso CERAWeek en Houston, advierte que «es hora de que Europa deje de aplazar sus deberes» en cuestiones críticas como la infraestructura y la seguridad energética. La reciente invasión rusa de Ucrania ha aumentado la necesidad de una respuesta decisiva ante estas cuestiones.
El consejero delegado de Moeve pide que se actúe rápidamente, destacando que «sabemos lo que hay que hacer, pero se tarda demasiado en ponerlo en marcha». Este llamado a la acción se inscribe en un contexto donde la inacción podría resultar en competitividad perdida frente a otros mercados que han mostrado avances significativos en la adopción de energías limpias.
El papel de Alemania en la transición energética
Wetselaar ha mencionado la importancia de iniciativas como el reciente acuerdo del Partido Verde alemán, que apoya el plan del futuro canciller, Friedrich Merz, en el que se destinarán 100.000 millones de euros a la transición energética. «Es una gran noticia y esperamos que catalice una acción decisiva en todo el mundo», afirmó, lo que demuestra que este tipo de inversiones no solo son relevantes para Alemania sino que también tienen implicaciones globales.
Este compromiso financiero resalta cómo la colaboración entre los sectores público y privado podría ser una vía eficaz para acelerar la transición hacia un sistema energético más sostenible. La inyección de capital que representa esta medida podría permitir la investigación y el desarrollo de tecnologías avanzadas en el ámbito del hidrógeno verde, creando así un entorno propicio para la innovación.
Mirando hacia un futuro sostenible
Los comentarios de Wetselaar sugieren un consenso creciente en Europa sobre la necesidad de implementar políticas energéticas que conecten la transición con el Pacto Verde. Así, se propone acelerar el desarrollo de «moléculas sostenibles» como el hidrógeno para complementar el impulso de la electricidad sostenible. Esta visión aboga por un enfoque holístico que abarque tanto la generación de electricidad como el desarrollo de soluciones de almacenamiento y transporte de energía.
En este sentido, es esencial que Europa no solo reconozca la importancia de estas medidas, sino que también lleve a cabo acciones concretas para implementarlas. La combinación de voluntad política, inversión y colaboración internacional podría transformar el panorama energético europeo, haciendo de la región un modelo a seguir en la lucha contra el cambio climático.
La dirección hacia la que se dirige la industria del hidrógeno verde indica que aquellos países que actúen con rapidez y decisión no solo se beneficiarán de un entorno más sostenible, sino que también se posicionarán como líderes en un mercado en expansión. Por lo tanto, tanto los gobiernos como las empresas deben estar dispuestos a innovar y a invertir en tecnologías que fortalezcan la transición energética, asegurando un futuro en el que el hidrógeno verde desempeñe un papel central en la economía global.