El presidente del Consejo Económico y Social (CES), Antón Costas, ha alertado sobre la desconexión entre el crecimiento económico y las condiciones de vida de los ciudadanos en España. Durante su comparecencia en la Comisión de Economía del Congreso, donde presentó el informe del CES sobre la situación socioeconómica y laboral en 2024, Costas subrayó que el país cuenta con la tasa más alta de crecimiento en la Unión Europea y, al mismo tiempo, con la mayor tasa de pobreza infantil. Esta paradoja, según él, exige una reflexión profunda y urgente.
Mejoras económicas sin impacto social
El informe del CES destaca que el año 2024 ha sido positivo en términos de crecimiento económico y evolución del mercado laboral. Costas enfatizó que este crecimiento, a diferencia de ciclos anteriores, ha sido «más sano y equilibrado». Esto implica que los desbalances financieros, fiscales y las presiones inflacionarias han disminuido, lo que representa una evolución favorable en comparación con el pasado.
A pesar de estos avances macroeconómicos, Costas observó que la mejora no se refleja en la vida diaria de los ciudadanos. “Es como si se hubiese roto el puente entre crecimiento económico y condiciones de vida del conjunto de la población”, comentó. Este fenómeno ha generado inquietud, ya que el bienestar social no está alineado con los buenos indicadores económicos.
Pobreza infantil: un fenómeno inexplicable
El presidente del CES ha realizado hincapié en la preocupante situación de la pobreza infantil. Afirmó que no encuentra justificación a que, en un país que presenta un crecimiento económico notable, la pobreza infantil continúe siendo un problema crítico. «¿Cómo podemos aceptar y admitir esta tasa de pobreza infantil?», se preguntó. Este dilema plantea la necesidad de buscar respuestas efectivas y soluciones concretas.
Aunque se han implementado herramientas como el Ingreso Mínimo Vital (IMV) y las prestaciones por crianza, Costas destacó que estas no están logrando el impacto esperado. Muchos hogares elegibles no acceden a estas ayudas, lo que sugiere la existencia de barreras que deben ser eliminadas. Además, el CES promueve la introducción de una prestación universal por infancia para ayudar de manera más efectiva a las familias jóvenes y vulnerables.
Desafíos en el mercado de la vivienda
Otro punto crucial que Costas abordó es la situación del mercado de la vivienda, que considera fundamental para entender la desconexión entre la economía y la calidad de vida. Según su evaluación, la vivienda se ha convertido en un «agujero negro,» absorbiendo las mejoras en los ingresos tanto de la economía como de las prestaciones sociales. Esta presión sobre el sector de la vivienda está limitando notablemente el acceso y la asequibilidad.
Costas instó al Congreso a alcanzar un acuerdo amplio sobre el suelo urbanístico. Argumentó que muchas de las barreras normativas dificultan la solución de este problema crítico. «Difícilmente se resolverá el asunto de la vivienda si la legislación actual permite que procesos urbanísticos se frustren por aspectos puramente formales», enfatizó.
Reflexiones sobre las previsiones económicas
Además de las preocupaciones sociales y del mercado de la vivienda, el presidente del CES también lanzó un toque de atención a las instituciones que realizan informes de previsiones macroeconómicas. Según su análisis, estas entidades han estado «equivocándose sistemáticamente» en sus proyecciones durante los últimos tres años. Costas mencionó que las desviaciones en las previsiones han alcanzado hasta un punto del Producto Interior Bruto (PIB), lo que plantea serias dudas sobre la validez de los modelos utilizados.
La falta de precisión en las previsiones podría estar relacionada con factores como la capacidad de diálogo social, que Costas considera como un elemento clave para generar confianza en el crecimiento económico. Aumentar dicha confianza podría ayudar a reforzar la conexión entre la economía macro y el bienestar social.
Hacia un futuro sostenible
Con estos desafíos en mente, queda clara la importancia de adoptar un enfoque integral que conecte el crecimiento económico con las mejoras en la calidad de vida y las condiciones de vivienda. Es fundamental que tanto las políticas sociales como las económicas se alineen y se coordinen de manera más efectiva.
En un contexto donde la combinación de crecimiento y desigualdad es evidente, resolver estos problemas no solo es una cuestión de justicia social, sino también de estabilidad económica a largo plazo. Sería beneficioso que se desarrollen estrategias que no solo aborden el crecimiento económico, sino que también aseguren que las mejoras se distribuyan de manera equitativa entre todos los segmentos de la población. Esto se traduce en una llamada a la acción: crear un marco legislativo y de políticas coherente que reactive la conexión entre la economía y el bienestar social.