Telefónica ha tomado la decisión estratégica de vender el 100% de su filial en Uruguay a Millicom Spain por un monto de 440 millones de dólares (aproximadamente 389 millones de euros). Esta venta se produce en el contexto de una tendencia más amplia por parte de la empresa, que busca reducir su exposición en el mercado hispanoamericano. La operación fue anunciada a través de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y representa un paso importante en la reestructuración de la empresa.
Despidos en Hispanoamérica
La reciente venta refleja la nueva política de gestión de activos del grupo Telefónica, que se alinea con su estrategia de disminuir la presencia en Hispanoamérica. En este sentido, la compañía también ha tomado la decisión de salir de mercados como Argentina, Perú y Colombia. En particular, la filial argentina fue vendida a Telecom Argentina por unos 1.190 millones de euros, mientras que la subsidiaria peruana fue adquirida por Integra Tecc International por alrededor de 900.000 euros.
Es importante señalar que la venta en Perú se producía en un contexto de concurso de acreedores, con una deuda superior a 1.240 millones de euros a finales de 2024. Este contexto financiero subraya los desafíos a los que se enfrenta Telefónica en la región, donde la rentabilidad ha sido volátil en los últimos años.
Impacto financiero significativo
El impacto contable de estas ventas ha sido significativo para Telefónica. La transacción en Argentina tuvo un impacto en los resultados del primer trimestre de 1.200 millones de euros, mientras que la operación en Perú representó alrededor de 500 millones de euros. Esta suma, que asciende a un total de 1.731 millones de euros, ha pesado negativamente en las cuentas de la empresa, que registró pérdidas netas de 1.304 millones de euros en el mismo periodo. Estas cifras indican no solo un reestructurado panorama operativo para la compañía, sino también la urgencia de evaluar las estrategias de inversión y ofrezca alternativas más efectivas en el futuro.
Por otro lado, además de las salidas mencionadas, Telefónica está en proceso de venta de su filial en Colombia, esta vez a Millicom, por aproximadamente 368 millones de euros. Sin embargo, esta operación aún no se ha cerrado, lo que añade incertidumbre a sus planes de desinversión en la región.
Mejora su posición para crecer en Europa
El presidente de Telefónica, Marc Murtra, ha expresado en un foro reciente la intención de la empresa de consolidar su presencia en el sector de las telecomunicaciones en Europa. Según Murtra, la reducción de la exposición a Hispanoamérica permite a Telefónica mejorar su posición para efectuar operaciones de consolidación en tres de sus cuatro mercados principales: España, Alemania y Reino Unido.
El presidente ha señalado que la reasignación de capital hacia los activos europeos no solo es una decisión lógica, sino que también podría resultar más eficiente a largo plazo. «La realidad de Hispanoamérica, donde tenemos grandes equipos, es que si analizamos las cuentas y la generación de caja, podemos afirmar que el capital en nuestras manos se utiliza de manera más eficiente al enfocarnos en otros activos», afirmó Murtra. Esta postura sugiere que, aunque pueda parecer contraintuitivo, este enfoque podría fortalecer la base de la compañía para explorar nuevas oportunidades en el mercado europeo.
Evaluación de riesgos y oportunidades
A pesar de las desinversiones, es esencial evaluar cómo estas decisiones se alinean con el contexto global actual de las telecomunicaciones. La industria ha estado en constante cambio, principalmente a raíz de nuevas tecnologías y la creciente demanda de servicios de conectividad. En este entorno, Telefónica tiene la oportunidad de ser un jugador clave en el ámbito europeo, donde la regulación y las condiciones de mercado podrían ser más favorables.
El camino hacia la consolidación en Europa podría abrir puertas a nuevos acuerdos estratégicos e innovaciones en el sector. Sin embargo, la compañía deberá navegar cuidadosamente las complejidades de cada mercado y asegurarse de haber realizado un análisis exhaustivo de los posibles riesgos asociados con su modelo operativo.
Las divisas y las diferencias económicas también plantean desafíos. La transición hacia mercados más estables con mayores posibilidades de crecimiento podría ser una estrategia que refuerce el rendimiento de la compañía a largo plazo. La pregunta ahora es cómo Telefónica abordará estas oportunidades mientras continúa lidiando con la herencia de sus operaciones en Hispanoamérica, que han sido, si bien lucrativas en ciertos aspectos, también una fuente de complicaciones financieras y operativas.
Con la continua evolución del panorama de las telecomunicaciones en Europa, las decisiones que tome Telefónica en los próximos meses serán cruciales no solo para su sostenibilidad financiera, sino también para su posición en un mercado competitivo que no muestra signos de desaceleración.