Los máximos dirigentes de Telefónica, Deutsche Telekom, Vodafone y Orange, las principales teleoperadoras europeas, han manifestado en el Mobile World Congress (MWC), que concluirá el 6 de marzo, la imperativa de que las operadoras del Viejo Continente logren una mayor escala para competir efectivamente con sus homólogas en Estados Unidos y China. Esta necesidad se erige como un pilar fundamental para mejorar la competitividad y facilitar las inversiones en infraestructura críticas que se requerirán en los años venideros.
Retos en el mercado europeo
A lo largo de las intervenciones en el evento, el presidente de Telefónica, Marc Murtra, enfatizó que, a su juicio, «no es demasiado tarde para Europa», resaltando el potencial que aún tiene el continente, caracterizado por un «mercado enorme» y un «profundo know-how». Sin embargo, Murtra subrayó que el entorno competitivo en Europa está fragmentado, donde operan entre tres y cuatro telcos en cada país.
Al comparar esta realidad con los mercados estadounidense y chino, en los cuales compiten únicamente tres compañías en cada uno, Murtra ilustró la situación de la industria en Europa con la metáfora de un partido de fútbol: «Operar en un mercado fragmentado es como jugar al fútbol con una mano atada a la espalda». Esta alegoría destaca la necesidad de facilitar un ambiente más cohesivo, que facilite la consolidación del sector en la Unión Europea.
La voz de los líderes del sector
Margherita Della Valle, consejera delegada de Vodafone, aportó una perspectiva complementaria al señalar la reciente fusión de Three con Vodafone en el Reino Unido, que ha conducido a la formación de un modelo de mercado con tres compañías dominantes. Este cambio ha sido avalado por la autoridad de competencia del país, que ha reconocido que consolidar inversiones en menos operadoras es preferible a una dispersión en un número mayor, puesto que «es mejor para los clientes, es mejor para la innovación y es mejor para Europa», enfatizó Della Valle.
Este enfoque de consolidación fue respaldado también por el consejero delegado de Deutsche Telekom, Tim Hoettges. En sus intervenciones, incluso llegó a proponer la creación de un equivalente europeo al DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental) de Estados Unidos, cuya misión es reducir la regulación para incrementar la eficiencia en la administración pública. Hoettges argumentó que Europa debería seguir el ejemplo estadounidense y simplificar su marco regulatorio para fomentar la colaboración y la inversión en tecnología.
Inversión necesaria para el desarrollo tecnológico
No obstante, la consejera delegada de Orange, Christel Heydemann, aportó un aspecto crucial a este diálogo al destacar la relevancia de que las telecos en Europa cuenten con la escalabilidad necesaria que les permita realizar inversiones tanto en tecnología como en infraestructura. «Es esencial asegurar un ecosistema europeo que se beneficie de un incremento en nuestras inversiones. Nuestra intención no es invertir en gigantes tecnológicos de China o de Estados Unidos, sino en compañías más pequeñas en Europa que pueden beneficiarse de una inversión adicional», subrayó Heydemann.
Este enfoque en las inversiones locales podría tener un impacto significativo no solo en la economía del sector telecomunicaciones, sino también en la economía global. A medida que Europa intenta recuperar terreno frente a sus competidores en el ámbito digital, la colaboración entre telecos y pequeñas empresas se torna fundamental para fomentar un ecosistema que no solo sea competitivo en el ámbito internacional, sino que también potencie el crecimiento y la innovación a nivel regional.
La necesidad de un cambio regulatorio
En este contexto, los líderes del sector han hecho un llamado a los reguladores europeos para que transformen su enfoque. Murtra resaltó que «el futuro lo tenemos que escribir entre todos», advirtiendo que, a pesar de contar con «gobiernos avanzados y grandes profesionales», es imperativo que se cambien las formas de operar para que Europa pueda desarrollar una industria tecnológica robusta que mejore la calidad de vida de sus ciudadanos. En suma, según los ejecutivos, la interconexión entre regulación eficiente y capacidad de inversión será crucial para el desarrollo sostenido de la industria tecnológica.
Este imperativo de cambio también se relaciona con el papel que juega la burocracia en Europa. Hoettges destacó que su compañía enfrenta demasiadas regulaciones dispares, lo que afecta su capacidad para operar de manera óptima. El consenso es claro: si quieren enfrentarse con éxito a las telecos de países con un número menor de operadores, como es el caso de Estados Unidos y China, es esencial que Europa actúe con urgencia.
El acceso a un mercado más consolidado y regulaciones que fomenten la cooperación son aspectos críticos para la competitividad futura de las telecomunicaciones en Europa. La combinación de estos factores no solo podría reflejar mejoras en el desempeño del sector, sino que también podría beneficiar a los ciudadanos europeos a través de un mayor acceso a la tecnología, mejores servicios y precios más competitivos.
El futuro del sector de las telecomunicaciones en Europa parece depender, más que nunca, de una transformación y un enfoque conjunto que permita abordar los retos actuales. La capacidad de los líderes del sector para unir fuerzas y abogar por cambios regulativos se convierte en una condición esencial para la sostenibilidad y competitividad del ecosistema en un mundo digital que evoluciona a pasos agigantados. La evolución de este panorama determinará el papel de Europa en la economía global en las próximas décadas, enfatizando la importancia de un enfoque estratégico y colaborativo para capitalizar las oportunidades que se presenten en el horizonte.