El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, ha reiterado su compromiso con la implementación de la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, aunque su postura ha suscitado críticas por parte de la vicepresidenta Yolanda Díaz. En su intervención, Cuerpo enfatizó que el Gobierno no ha descartado esta medida para el presente año, contraviniendo las acusaciones de desacuerdo y oposición que han surgido.
El compromiso del Gobierno con la reducción de la jornada
Cuerpo ha subrayado que la reducción de la jornada laboral es una prioridad del Gobierno. «Lo que he dicho es que vamos a alcanzar ese derecho, vamos a conquistar ese derecho de la reducción de la jornada y vamos a trabajar para que sea una realidad lo antes posible», declaró. Este enfoque, según el ministro, incluye la colaboración con todos los agentes y fuerzas políticas involucradas para garantizar un avance equilibrado en la reducción de la jornada laboral.
Además, Cuerpo ha señalado que es «perentorio acompañar» a las pequeñas y medianas empresas (pymes) en esta transición, dado que estas entidades son las que mayor dificultad podrían enfrentar ante la reducción de la jornada, que actualmente se sitúa en un promedio de 38,3 horas semanales. El ministro argumentó que el apoyo adecuado a las pymes es crucial para asegurar que la reducción de la jornada se lleve a cabo de una manera efectiva y sin comprometer la salud financiera de las empresas ni los salarios de los trabajadores.
Las medidas de apoyo a las pymes en la agenda gubernamental
Para facilitar esta transición hacia una jornada laboral más corta, Cuerpo ha planteado la introducción de ayudas específicas para las pymes. Sin embargo, estas propuestas no habrían sido consideradas en los recientes acuerdos que Díaz alcanzó con los sindicatos CCOO y UGT, que excluyeron las medidas de apoyo a las empresas en las negociaciones en torno a la reforma del Trabajo. Esto ha generado un clima de tensión y desacuerdo en el seno del Gobierno.
El ministro insistió en que es fundamental avanzar en la productividad de las empresas para que la reducción de la jornada no impacte negativamente tanto en los resultados empresariales como en las remuneraciones de los empleados. Esta perspectiva se alinea con el objetivo de crear un marco de trabajo que favorezca tanto a los trabajadores como a las empresas. «Ese es el modo equilibrado en el que tenemos que conseguir de manera efectiva y sostenible esta reducción en el límite de la jornada laboral», remarcó Cuerpo.
Las críticas entre los miembros del Ejecutivo
Las preocupaciones sobre la viabilidad de reducir la jornada laboral han sido evidentes en las declaraciones de la vicepresidenta Yolanda Díaz. La titular de Trabajo ha manifestado su incomprensión ante la resistencia de un ministro socialista a bajar la jornada laboral, señalando que «no puedo comprender que se oponga a un acuerdo con los sindicatos». Díaz ha calificado esta situación como «grave», argumentando que tal oposición representa un cambio en la dinámica de diálogo social que ha caracterizado sus negociaciones hasta la fecha.
Díaz ha defendido que una reducción de tan solo media hora diaria sería beneficiosa para los trabajadores y que su gestión se alinea con otros logros como la mejora del salario mínimo. «Es casi de ser mala persona decirle hoy a la gente trabajadora en nuestro país que se niega a reducir la jornada media hora al día», enfatizó, anticipando que la jornada se reducirá, a pesar de las divergencias en el seno del Gobierno.
Impacto en la productividad y competitividad empresarial
Las declaraciones de ambos ministros han expuesto una tensión inherente en la ideología económica del Gobierno, que busca equilibrar la reducción de la jornada laboral con el fortalecimiento de la competitividad empresarial. Cuerpo ha subrayado que la conquista de derechos laborales no se da en detrimento del crecimiento empresarial. «Estamos creciendo y estamos creciendo de la mano de la conquista de derechos», afirmó.
Este crecimiento, agregó, no es incompatible con la necesidad de que las compañías se vuelvan más eficientes y competitivas. Al resaltar esta dualidad, Cuerpo invitó a considerar la reducción de la jornada como parte de un enfoque integral para mejorar la calidad de vida de los trabajadores mientras se promueve el crecimiento económico.
A medida que las conversaciones continúan, los desafíos a los que se enfrentan tanto el Gobierno como las empresas se vuelven más evidentes. La implementación de una reducción de la jornada laboral requiere no solo de acuerdos políticos, sino también de una estrategia que permita a las empresas adaptarse sin comprometer su rendimiento. La tensión entre la necesidad de derechos laborales y la competitividad económica seguirá siendo un tema de debate relevante, en la medida que el Gobierno busca navegar esta compleja relación mientras intenta mantener la cohesión interna y cumplir con su compromiso social. Las repercusiones económicas de estas decisiones marcarán el rumbo del mercado laboral y el crecimiento en el contexto español en los próximos años.