La tasa de vacantes en el mercado laboral español ha alcanzado un nuevo máximo desde finales de 2010, estableciéndose en 0,64 puestos vacantes por cada mil personas activas. En el primer trimestre de 2025, el número de puestos sin cubrir superó las 156.000 vacantes, como se observa en las principales conclusiones del ‘XIV Human Capital Outlook’. Este crecimiento en las vacantes coincide con una evolución en la población activa, lo que trae consigo tanto retos como oportunidades en el panorama laboral.
Costes laborales y evolución del empleo
El informe revela que los costes laborales han experimentado un nuevo incremento, especialmente en términos de costo por hora trabajada. A pesar de este aumento, las tasas de paro y de infrautilización de la mano de obra continúan su trayectoria a la baja. En el primer trimestre de 2025, la creación de empleo repuntó, con un crecimiento estimado entre 0,6% y 0,8%. Este avance en el empleo es un indicativo de la recuperación económica que está viviendo España.
Sin embargo, es relevante señalar que, pese a este crecimiento en la afiliación, las horas trabajadas han descendido. Este fenómeno, combinado con una caída del Producto Interior Bruto (PIB) por ocupado por segundo trimestre consecutivo, resalta la complejidad del contexto económico actual.
Aumento de la temporalidad en el empleo
Es importante mencionar que la afiliación temporal ha crecido más que la indefinida, rompiendo la tendencia a la baja de la temporalidad que se había establecido desde 2021. Este aumento se ha visto impulsado por la población extranjera, la cual está desempeñando un papel crucial en el crecimiento del empleo y la actividad económica en el país. Los datos más recientes de afiliación, correspondientes a abril, mayo y la primera quincena de junio, anticipan que este crecimiento continuará arrojando resultados positivos en el segundo trimestre.
Reducción de la brecha de género en el empleo
El informe también destaca un avance significativo en la reducción de la brecha de género en la tasa de empleo. En los últimos 20 años, esta brecha se ha reducido en diez puntos porcentuales. Este progreso es especialmente notable entre las mujeres con estudios superiores, cuya tasa de empleo se acerca a la de sus homólogos varones. Aun así, en grupos con niveles educativos más bajos, la diferencia sigue siendo considerable.
Además, las desigualdades de género se han visto reflejadas en términos de participación laboral, sobre todo para aquellas personas de 25 a 55 años. Sin embargo, las mujeres aún presentan tasas de paro y temporalidad que superan a las de los hombres.
El empleo a tiempo parcial y la segregación sectorial
El empleo a tiempo parcial sigue siendo un tema de preocupación, ya que afecta de manera desproporcionada a las mujeres. De hecho, casi el 45% de quienes trabajan en esta modalidad lo hacen de forma involuntaria, lo que limita sus posibilidades de obtener un empleo a tiempo completo. La segregación sectorial también resalta la situación de las mujeres en el mercado laboral; muchas están sobrerrepresentadas en sectores como la sanidad, la educación o el trabajo doméstico. No obstante, su participación en los sectores tecnológicos está en aumento, lo que podría suponer un cambio positivo en los próximos años.
Bretas salariales entre hombres y mujeres
La brecha salarial entre hombres y mujeres sigue siendo un tema candente. Aunque se ha observado un diferencial salarial ajustado del 4% entre la población joven, este aumenta significativamente, superando el 15% entre aquellos que tienen más de 59 años. Esta situación plantea un desafío continuo en la búsqueda de una igualdad real en el mercado laboral.
Como se puede inferir de estos datos, los cambios en el mercado laboral español son multifacéticos y reflejan tanto avances como áreas donde persisten desigualdades. La inestabilidad en la tasa de vacantes, el aumento de la temporalidad y las diferencias salariales subrayan la necesidad de un enfoque más profundo y estratégico para abordar estos problemas.
Al mirar hacia el futuro, es fundamental que las políticas laborales implementen medidas efectivas que fomenten la estabilidad en el empleo y la equidad de género. Una opción podría ser la promoción de programas de formación continua que empoderen a las mujeres en sectores emergentes, o la creación de incentivos para la contratación de personal a tiempo completo en lugar de temporal. Estas acciones no solo beneficiarían a la economía, sino que también contribuirían a una sociedad más justa e inclusiva.