El consumo total de gas natural en 2024 alcanzó los 311,7 teravatios/hora (TWh), lo que representa una disminución del 4,2% en comparación con 2023. Este descenso se atribuye principalmente a un menor uso de gas en la generación eléctrica, como indican los datos provisionales publicados por Enagás, el gestor técnico del sistema gasista español.
Demanda de gas para generación eléctrica en declive
La demanda de gas para generación eléctrica se posicionó en 74,7 TWh, experimentando un notable descenso del 22%. Este descenso es significativo y refleja las tendencias en el sector energético europeo, donde se están buscando alternativas más sostenibles. Por otro lado, la demanda convencional de gas natural, que incluye el consumo de hogares, comercios e industrias, alcanzó los 237 TWh. Este aumento se debió principalmente a un consumo industrial que creció un 4,2%, alcanzando los 176,7 TWh.
El cambio en el consumo resalta la necesidad de adaptarse a los nuevos desafíos energéticos y las metas de sostenibilidad impuestas por el contexto global. La evolución de la demanda de gas es crucial para entender cómo los diferentes sectores económicos están respondiendo a esta transición energética.
España como punto estratégico de suministro de gas
En el marco de la seguridad de suministro en Europa, España desempeñó un papel relevante al enviar un total de 34,5 TWh de gas natural, utilizando tanto interconexiones como recargas de buques de gas natural licuado (GNL). Este movimiento es crítico, especialmente en un entorno geopolítico tenso a causa de los conflictos en Ucrania y Oriente Medio.
Las operaciones de carga de GNL cumplieron con el 14º paquete de sanciones de la Unión Europea contra Rusia, siendo España pionera en establecer normas y procedimientos para asegurar que el GNL no provenga de Rusia. Esto enfatiza la importancia de las políticas energéticas y la diversidad de fuentes en la búsqueda de soberanía energética.
Innovación en el almacenamiento de gas natural
Los niveles de llenado de gas natural en los almacenamientos subterráneos al final del año superaron el 80%, habiendo alcanzado el 100% en agosto. Estos niveles son un indicativo positivo de la preparación de España para afrontar demandas inusuales o emergencias energéticas. A su vez, el sistema gasista español mantuvo un funcionamiento óptimo, con una disponibilidad del 100% durante todo el año, lo que demuestra su robustez y flexibilidad.
La diversificación del suministro fue un aspecto crucial en 2024, ya que el sistema recibió gas de 14 orígenes diferentes. Esto no solo refuerza la estrategia energética del país, sino que también posiciona a España como un «punto estratégico» clave para la entrada de GNL en Europa.
Crecimiento en las operaciones de ‘bunkering’
En cuanto a las terminales de GNL, en 2024 se realizaron más del doble de cargas para ‘bunkering’, alcanzando 3,8 TWh, en comparación con 1,5 TWh en 2023. Este aumento es fundamental para el proceso de descarbonización del sector marítimo, alineándose con las metas de sostenibilidad global y contribuyendo a la mitigación del cambio climático. La capacidad para ofrecer una infraestructura eficiente para el bunkering es un paso importante hacia la transición energética del transporte marítimo.
Perspectivas futuras del mercado de gas natural
Con todos estos cambios y tendencias, es evidente que el mercado de gas natural en España está en una fase de transformación. El aumento del consumo industrial y la disminución en la generación eléctrica reflejan cómo las políticas y la búsqueda de sostenibilidad están remodelando el panorama energético. La diversificación de fuentes y la innovación en las infraestructuras, como el almacenamiento y el bunkering, son más relevantes que nunca.
A medida que el mundo avance hacia un futuro más sostenible, será crucial que los actores económicos, tanto públicos como privados, sigan invirtiendo en nuevas tecnologías y en la diversificación de fuentes energéticas. Esto no solo fortalecerá la independencia energética de España, sino que también contribuirá a la seguridad energética en Europa. Además, los ciudadanos y las empresas deben estar conscientes de su consumo energético, considerando opciones más sostenibles que se alineen con los objetivos globales de reducción de emisiones y cambio climático.