El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha hecho un fuerte llamado a la acción, reiterando la necesidad de rebajar la jornada laboral a 37,5 horas. Durante su discurso en el XIII Congreso Confederal de CCOO, enfatizó que esta propuesta debe ser aprobada «a la primera», contrariamente a lo mencionado por la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, quien sugirió que podría tomar varias votaciones en el Congreso.
Rebaja de la jornada laboral: un imperativo social
Álvarez subrayó que la mayoría de la ciudadanía apoya la reducción de la jornada laboral y, por ende, esta debe ser una prioridad para el Gobierno. Expresó: «A la primera hay que reducir la jornada en nuestro país». Con la intención de mejorar la calidad de vida de los trabajadores, esta medida podría ser crucial para abordar problemas denotados por el desgaste laboral y la búsqueda de un mejor equilibrio entre vida laboral y personal.
Adicionalmente, el dirigente sindical propuso la necesidad de aumentar los salarios, aprovechando los beneficios récord que actualmente tienen las empresas en España. «Es tiempo de que esas ganancias se traduzcan en una mejora para los trabajadores», afirmó, señalando que es posible lograr un entorno donde los empleadores y empleados puedan beneficiarse mutuamente.
Defensa ante la extrema derecha
En otro orden de prioridades, Álvarez instó a consolidar la unidad de acción con CCOO. Esto es, según él, un “instrumento fundamental” para enfrentar los ataques de la «extrema derecha» y lo que describió como «la internacional del odio». El líder sindical advirtió sobre el potencial peligro que representa la llegada de estos grupos al poder, afirmando: «Si llegan, vendrán a por nosotros».
Durante su intervención, también expuso un análisis crítico sobre el ascenso de políticas de intolerancia y violencia en diversas partes del mundo. Mencionó que la extrema derecha busca dividir a la sociedad, enfrentando a hombres y mujeres, así como a jóvenes y mayores. «Saben que solo el ruido les permitirá acceder al poder para luego hacer lo que quieran», añadió.
Retos globales y corrupción
Pepe Álvarez no se limitó a discutir la situación nacional, sino que también habló sobre movimientos políticos en otros países. Criticó la falta de respeto a los derechos humanos que se observa en la actual administración de Estados Unidos y en el régimen argentino de Javier Milei, resaltando que estas tendencias representan una “involución” en los derechos adquiridos por la ciudadanía.
También denunció la escalada de conflicto en Oriente Próximo, haciendo hincapié en la “agresión intolerable” del Estado de Israel hacia Irán, así como el genocidio en Gaza. Estas declaraciones, en un contexto de preocupación global, refuerzan la necesidad de solidaridad y cooperación internacional entre sindicatos y movimientos progresistas.
Álvarez tocó otro tema neurálgico al referirse a los casos de corrupción que involucran al PSOE. De manera contundente, declaró que «el sindicalismo de clase es absolutamente incompatible con la corrupción». Para él, no se puede tolerar ningún tipo de corrupción, ya sea económica o política. Esta postura subraya la importancia de que los sindicatos actúen como defensores de los principios de transparencia y ética en la política.
Propuestas en el camino hacia la justicia social
Ante la creciente necesidad de transparencia, el líder de UGT consideró fundamental que se tomen medidas efectivas contra la corrupción. «Este país necesita tomar medidas para que los corruptores también enfrentan consecuencias», enfatizó. También instó a los gobiernos a implementar acciones que garanticen la rendición de cuentas tanto para los corruptos como para aquellos que los permiten.
Estos discursos reflejan no solo la incertidumbre que enfrenta el sector trabajador, sino también la resiliencia de los sindicatos para luchar por un futuro más equitativo. La colaboración entre sindicatos, como UGT y CCOO, puede actuar como un contrapeso a las fuerzas políticas que amenazan con desmantelar las conquistas sociales logradas.
A medida que el contexto económico global evoluciona, es vital que se mantengan los diálogos sobre mejores condiciones laborales y se refuercen las alianzas entre actores sociales. Organizaciones y sindicatos deben trabajar unidos para garantizar que los derechos de los trabajadores no sean un tema de debate, sino un estándar. La movilización social y la presión política son esenciales en la búsqueda constante de justicia social y económica.