El nuevo marco tributario preparado para el 2025 promete un panorama lleno de cambios relevantes que afectarán tanto a los grandes grupos como a los pequeños contribuyentes. Estos cambios reflejan una búsqueda del Gobierno por ajustar su política fiscal a las exigencias actuales y las dinámicas económicas del país.
Reforma fiscal: un proyecto en evolución
La reforma fiscal es uno de los grandes retos que el Gobierno ha enfrentado en esta legislatura. Desde el inicio, se ha visto obligado a llevar a cabo negociaciones complejas con diversos grupos parlamentarios. Si bien la norma consiguió superar su trámite en el Congreso, este avance vino acompañado de ciertas renuncias importantes. Por ejemplo, se abandonaron propuestas iniciales como la subida de la fiscalidad al diésel, la regulación del régimen de las socimis, o los impuestos sobre coches, aviones y yates de lujo.
Uno de los aspectos más destacados de esta reforma incluye la implementación de un tipo mínimo del 15% en el Impuesto sobre Sociedades para las grandes corporaciones. Este cambio tiene implicaciones significativas, ya que no solo busca aumentar la recaudación, sino también asegurar una mayor equidad fiscal. Además, se prevé un desembolso de 7.200 millones de euros provenientes de fondos europeos, lo que añade una capa extra de complejidad y necesidad de apoyo parlamentario.
Un nuevo impuesto a la banca y la energía
Un cambio clave en la política tributaria que se introduce es la reconfiguración del impuesto a la banca. Este gravamen cambiará de ser considerado una prestación patrimonial a convertirse en un impuesto. Esto significa que tanto las haciendas forales como las comunidades autónomas podrán gestionarlo. Se establecerá un tipo progresivo en función de los márgenes de intereses y comisiones de cada entidad, con tipos que oscilan desde un 1% para los primeros 750 millones hasta un 7% para los ingresos que superen los 5.000 millones.
Además, durante el año 2025 se introduce una nueva tasa para las grandes energéticas, que aunque aún debe ser convalidada por el Parlamento, ya cuenta con características definidas. Este gravamen incluirá una bonificación del 60% para aquellas empresas que inviertan en actividades de descarbonización. Esta medida resalta la necesidad de avanzar hacia una energía más limpia y sostenible, promoviendo inversiones que sean consideradas «esenciales» para la transición ecológica.
Recuperación del IVA de alimentos y electricidad
Uno de los anuncios más relevantes es la vuelta del IVA a los niveles precrisis inflacionaria. A partir del 1 de enero, se espera que el IVA de los alimentos básicos, como el pan, los huevos, y el aceite de oliva, regrese al 4%, mientras que el tipo de IVA para la pasta y los aceites de semilla se situará en el 10%. Esta medida ha sido muy esperada, sobre todo ante la moderación reciente de los precios.
Desde octubre de 2024, estos productos ya han comenzado a recuperar su tipo impositivo habitual, gobernado por un IVA del 2% para los alimentos básicos. El regreso a tipos más bajos de IVA representa una importante alivio para las familias, afectadas en los últimos años por la crisis inflacionaria. Al mismo tiempo, el sector eléctrico vería un incremento en el IVA hasta el 21%, lo que podría influir en las facturas de los consumidores.
Un vistazo a los nuevos impuestos para el 2025
En otro orden de ideas, el 1 de abril de 2025 marcará la entrada en vigor de un nuevo impuesto sobre los líquidos destinados a cigarrillos electrónicos. Esta inclusión en la reforma fiscal responde a un intento por regular un mercado creciente y asegurar que los productos relacionados con el tabaco contribuyan de manera adecuada a la recaudación fiscal.
Además, se ha decidido prorrogar las deducciones en el IRPF por mejoras en eficiencia energética en viviendas, así como por la compra de vehículos eléctricos. Estos incentivos reflejan una preocupación por la sostenibilidad y la búsqueda de un futuro más energético, donde se fomente una transición hacia alternativas más limpias.
Medidas específicas para autónomos y PYMES
La reforma también contempla beneficios para los autónomos y pequeñas y medianas empresas (PYMES). Se prorrogan las limitaciones en el ámbito del IRPF que delimitan el uso del método de estimación objetiva. Esto garantiza que los autónomos continúen teniendo un marco claro y accesible para gestionar sus obligaciones tributarias.
A su vez, se ha reducido la carga impositiva para las empresas con facturaciones inferiores a un millón de euros, estableciendo que la base imponible hasta 50.000 euros tendrá un gravamen del 17%, y el resto se gravará al 20%. Esta reducción busca alentar la actividad empresarial y facilitar el crecimiento de pequeños negocios.
Más cambios en el sistema de declaración de la Renta
Otro cambio importante se refiere a la elevación de los umbrales que obligan a presentar la declaración de la Renta. Este umbral ha pasado de 1.500 a 2.500 euros, lo que significa que aquellos contribuyentes con ingresos de hasta 22.000 euros pero con más de un pagador ya no tendrán que presentar la declaración si las rentas de los pagadores adicionales no superan esa cantidad.
Esta simplificación burocrática es un paso que busca aliviar la carga fiscal de muchos contribuyentes, haciendo posible que un mayor número de personas pueda manejar sus obligaciones fiscales de manera más sencilla y efectiva.
El complejo entramado de cambios que se avecina es una señal de que la política fiscal española busca adaptarse a las necesidades actuales. Cada una de estas medidas no solo impactará la forma en que pagamos nuestros impuestos, sino que también refleja un enfoque proactivo hacia retos como la sostenibilidad y el bienestar económico de la población. Conforme nos adentramos en el 2025, será interesante observar cómo estas reformas se traducen en la realidad económica de los ciudadanos y las empresas del país.