El presidente del Consejo General de Economistas, Valentín Pich, ha reconocido que no les «acaban de convencer» los tributos a banca y energéticas, señalando que esta medida supone una «demonización» de determinados sectores que son vitales para la economía del país. En rueda de prensa, Pich destacó la necesidad de adoptar medidas que fomenten la inversión, ya que, según su opinión, «los sectores, cuando ganan dinero, pagan impuestos y cuando pierden dinero, es su problema».
Se abre una brecha fiscal en torno al ahorro
Recientemente, los economistas han lanzado una grave advertencia: se ha abierto una brecha fiscal notable entre personas físicas y empresas, especialmente en lo que respecta a la tributación del ahorro tras la aprobación de la reforma fiscal. En concreto, se ha elevado el tipo impositivo hasta el 30% en IRPF, mientras que el impuesto de sociedades experimentará una disminución hasta el 20% en 2029. Esta diferencia implica que, al incrementar el tipo en el último tramo del ahorro, donde se alcanza el máximo de 300.000 euros, se está creando una brecha significativa en la tributación del ahorro en renta frente al ahorro empresarial.
No solo eso, la situación es preocupante para el ciudadano común, ya que, un año más, se verán afectados por la pérdida de poder adquisitivo debido a la inflación, en un contexto donde la tarifa general del IRPF sigue sin ser deflactada. Los analistas consideran esta situación como un retroceso en lo que respecta a la justicia fiscal.
Además, el Consejo General de Economistas ha señalado que la doble imposición se intensifica en el ámbito de las personas físicas. Los dividendos que reciban los ciudadanos podrían llegar a tributar hasta el 30%, mientras que, a partir de 2029, los mismos dividendos entre sociedades solo se gravarán con un 1%. Esto crea un entorno fiscal bastante desigual, añadiendo más peso a las preocupaciones de sostenibilidad económica a largo plazo.
Críticas a la reforma fiscal
La crítica hacia la última reforma fiscal continúa en aumento. Según Pich, parece que la política fiscal se está administrando de manera errática. «Parece que se ponen y se quitan impuestos en función de jugadas exclusivamente políticas, independientemente de la recaudación o de los efectos positivos que pueden tener», destacó el presidente del Consejo. Esta crítica sugiere que la búsqueda de beneficios electorales podría estar desplazando la necesidad de implementar políticas fiscales más coherentes y estables.
Los economistas también han advertido que, en la reforma se penaliza a las grandes empresas. Este hecho se manifiesta a través de la recuperación de los límites para compensar las bases imponibles negativas o para aplicar deducciones internacionales por doble imposición, que el Tribunal Constitucional eliminó del ordenamiento jurídico a principios de año. Según el Consejo General de Economistas, esta incertidumbre genera altos costos para las empresas, lo que puede obstaculizar su competitividad en el mercado global.
Expectativas para la financiación autonómica
A pesar del contexto complicado, los economistas visualizan la necesidad de un cambio significativo en el sistema de financiación autonómica. De cara a 2025, esperan que se orienten las bases para una reforma que facilite un sistema más equitativo y efectivo. Tal reformulación podría jugar un papel crucial en la mejora de la gestión de recursos y en la atención a las necesidades de las diferentes comunidades autónomas.
Además, los economistas creen que hubiera sido más eficaz aprobar estas medidas tributarias mediante una ley específica, como la ley de presupuestos, en lugar de incorporarlas «a última hora» en una normativa que también incluye el impuesto a las multinacionales.
Reflexiones finales sobre la fiscalidad actual
El creciente descontento entre los economistas y la población en general resalta la urgencia de un enfoque más equitativo en la política fiscal. El debate sobre la tributación del ahorro sigue siendo un tema candente, especialmente en un contexto donde los ciudadanos sienten que las medidas fiscales no están alineadas con sus necesidades básicas. Por lo tanto, será esencial vigilar de cerca las futuras decisiones gubernamentales y su impacto, tanto en las finanzas personales como en la economía en general.
Así, mientras reflexionamos sobre el estado actual de nuestra estructura fiscal, surge la necesidad de contemplar el futuro con atención. ¿Estamos, como sociedad, dispuestos a aceptar esta brecha en la tributación? Este es solo el comienzo de una discusión más amplia sobre cómo la fiscalidad afecta a todos y cómo se puede construir un sistema más justo y sostenible para el futuro.