El impacto de la reciente propuesta sobre el Impuesto sobre el Valor de la Producción de la energía Eléctrica (IVPEE) promete ser un punto de discusión clave en el sector eléctrico español. Aunque la idea de aumentar temporalmente los cargos pueda parecer una solución viable para el equilibrio financiero del sistema, también trae consigo algunas restricciones que merecen ser analizadas con detenimiento.
Efectos del aumento temporal de los cargos
El aumento temporal de los cargos tendría un impacto negativo en los consumidores domésticos, con un aumento del 2% en la factura anual. Es un dato que no pasa desapercibido y que podría generar incomodidad entre los hogares que ya enfrentan múltiples presiones económicas. La incógnita es si esta subida es realmente un mal menor en comparación con los beneficios a largo plazo que se podrían derivar de la eliminación del IVPEE.
No obstante, este aumento se considera de “muy pequeña magnitud”, lo que sugiere que podría ser una medida sustentable en el tiempo, siempre y cuando los beneficios a largo plazo justifiquen esta carga adicional. Aún así, los consumidores deben estar preparados para ver un ligero aumento en sus gastos anuales mientras se implementan estos cambios.
Ventajas de suprimir el IVPEE
Fedea, un think tank de la CEOE, argumenta que suprimir el IVPEE podría ofrecer efectos positivos para la mayoría de los grupos tarifarios, ya que permitiría una reducción en el coste del suministro eléctrico. Esta lógica se basa en la premisa de que la existencia de un impuesto «circular», que a la postre solo se distribuye de nuevo entre los consumidores, es una distorsión del mercado.
Además, la eliminación del IVPEE podría ayudar a resolver la distorsión competitiva que actualmente existe en los intercambios energéticos con los países vecinos, donde no se aplican impuestos similares, lo que podría posicionar a las empresas españolas en una mejor situación para competir en el mercado internacional.
Implicaciones de la ley 15/2012
Para entender el contexto actual es fundamental conocer la Ley 15/2012, de 27 de diciembre. Esta legislación introdujo impuestos variados para contribuir al equilibrio presupuestario del sistema eléctrico, entre ellos el conocido IVPEE, que grava a las empresas de generación de energía con un tipo del 7%. Sin embargo, este impuesto estuvo inactivo desde el 1 de julio de 2021, y aunque se había previsto su recuperación, esto finalmente no sucedió del todo debido a enmiendas en el Parlamento.
A finales del año pasado, los partidos PP y Junts terminaron acordando una enmienda que buscaba suspender este impuesto sobre la generación eléctrica. Sin embargo, el PSOE y Sumar lograron introducir un aplazamiento en la Comisión correspondiente, lo que ha llevado a un nuevo entramado normativo en el sector.
Reducción de costes en el sistema eléctrico
Uno de los argumentos más sólidos a favor de la eliminación del IVPEE es que este impuesto a la generación permite la reducción de los costes regulados del sistema eléctrico. Estos costes forman parte de los gastos reconocidos a las plantas de generación que operan bajo el régimen de retribución específica de energías renovables, cogeneración y residuos. No se deben olvidar, además, las plantas térmicas en sistemas no peninsulares que también dependen de esta estructura tributaria.
La idea es que con la desaparición del IVPEE, el sistema eléctrico podría reestructurarse de manera más eficiente, abriendo la puerta a una sana competencia y reduciendo las tarifas, algo que será de particular interés para los consumidores que buscan alternativas más económicas para su suministro energético.
Estabilidad financiera del sistema eléctrico
En el documento presentado, Fedea también hace hincapié en la importancia de estabilizar los flujos percibidos por el sistema en los próximos años. Esto implica no solo ajustar el IVPEE, sino también considerar otros impuestos incluidos en la Ley 15/2012. La propuesta es multidimensional y busca una reorientación general del sistema eléctrico en su conjunto.
Se sugiere que es fundamental mantener un equilibrio financiero que no solo se limite a eliminar gravámenes, sino que busque una visibilidad clara hacia el futuro, donde los sistemas de tributación estén en sintonía con las realidades energéticas del país. Es una propuesta ambiciosa que refleja la necesidad de adaptación en un sector en constante evolución.
Así, la discusión alrededor del IVPEE y su futuro no es solo un asunto fiscal, sino que involucra también preocupaciones sobre sostenibilidad energética, competitividad y, en última instancia, el bienestar del consumidor. El tiempo dirá si este ajuste resulta ser el camino correcto o si, por el contrario, se generan más inconvenientes que beneficios. ¿Estamos preparados para afrontar los cambios que vendrán? La reflexión sobre el impacto a largo plazo en nuestras facturas puede ser el primer paso hacia una discusión más profunda sobre cómo deseamos estructurar nuestro sistema energético y económico.