Moncloa ha defendido la decisión de grabar con el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) a algunos perceptores del salario mínimo interprofesional (SMI). Según el Gobierno, esta medida es fundamental para garantizar que el SMI pueda seguir aumentando en el futuro. La argumentación se centra en que, a medida que más trabajadores perciben un salario más elevado, se espera que un mayor número de ellos superen el mínimo exento del IRPF. Desde el Ejecutivo, se considera que esta evolución es un indicativo positivo del bienestar laboral en el país.
Índices de aumento del SMI
Durante el período que abarca desde 2018 hasta 2025, el SMI experimentará una notable subida del 61%. Un dato que resalta la ambición del Gobierno por mejorar la calidad de vida de los trabajadores. La intención es que, en los próximos años, cada vez más personas sientan el impacto positivo de esta medida en sus salarios. Para el Ejecutivo, que un mayor número de receptores del SMI empiece a tributar significa que ya no están en una situación de precariedad.
Además, es interesante destacar que el Gobierno estima que menos del 20% de quienes actualmente reciben el SMI pueden llegar a tributar IRPF debido al reciente aumento. Se ha puntualizado que, incluso en estos casos, todos los beneficiarios verán su salario neto incrementado en 2025 en comparación con 2024. Esto pone de manifiesto una intención clara de que, a pesar de la carga fiscal, los trabajadores sigan beneficiándose de salarios más elevados.
Reducción de desigualdades
Desde el Gobierno se subraya que la lucha contra la desigualdad no se debe realizar a través de exenciones fiscales. En cambio, se defiende que lo que verdaderamente mejora la equidad social son servicios públicos robustos y un sistema fiscal que sea justo y proporcional. La idea es fomentar una cultura fiscal responsable entre los ciudadanos. La administración hace hincapié en que «pagar impuestos no es algo negativo». Lo que realmente se debe cuestionar son los salarios precarios y la tendencia a debilitar el Estado de bienestar mediante regalos fiscales a las grandes empresas y las grandes fortunas.
Esta posición resulta aún más relevante en un contexto en el que la presión fiscal que soportan los contribuyentes con menos ingresos es casi cuatro veces menor que la media europea. Esta cifra deja patente un sistema que, lejos de perjudicar a las personas con menos recursos, busca garantizar que el grueso de la población resulte beneficiado por las políticas fiscales implementadas. De acuerdo con los últimos datos, muchos españoles son considerados «beneficiarios netos» del esquema fiscal actual, lo que implica que reciben más de lo que aportan.
Expertos en el asunto
Los distintos expertos han logrado llegar a un acuerdo en relación a la importancia de incorporar a una mayor proporción de la población en la declaración de la renta. Esta estrategia podría facilitar el desarrollo de políticas de ayuda más efectivas para los sectores más vulnerables. La idea subyacente es que, al aumentar la base tributable, se logra un mejor diseño de las ayudas y programas asistenciales, beneficiando así a los segmentos de la población que más lo necesitan.
Así mismo, los expertos han destacado que la idoneidad de la reciente subida del SMI fue analizada en el contexto de la tributación existente. Por lo tanto, las proyecciones y las estimaciones sobre los ingresos futuros de los trabajadores no deberían verse afectadas de forma negativa por la introducción de este nuevo marco fiscal.
Un futuro esperanzador
La visión del Gobierno respecto a la tributación y el aumento del SMI parece optimista. Aseguran que los trabajadores deben estar en el centro de la política económica, y que cualquier medida que se tome busca generar una sociedad más justa y equitativa. Además, el criterio del Ejecutivo es que, al aumentar los salarios y reducir la precariedad, se estará invirtiendo en un futuro en el que todos los ciudadanos puedan beneficiar de un Estado de bienestar más robusto.
Por ahora, se continúa observando cómo resulta la implementación de estas políticas y cuál será el impacto real en el día a día de los trabajadores. La transición hacia una mayor cobertura en la renta y el aumento del SMI son pasos significativos hacia la mejora de la vida de muchos españoles. Así, el futuro del sistema fiscal en España está en constante evolución, y sin duda, seguir estos cambios nos brinda una oportunidad para reflexionar sobre dónde estamos y hacia dónde queremos ir. La forma en que se gestiona la fiscalidad en el contexto del crecimiento salarial puede ser un tema de gran relevancia para todos, y un área que merece nuestra atención y seguimiento en el tiempo.