La plantilla de funcionarios públicos de la Administración Central en España se sitúa entre las más envejecidas de los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Esta información proviene del informe titulado ‘Gobierno de un vistazo 2025’, que revela datos preocupantes sobre la estructura demográfica de la fuerza laboral pública.
Empleo público en cifras
En 2023, el promedio de funcionarios en la OCDE con 55 años o más es del 27,1%, mientras que solo un 19,1% se encuentra en el grupo de edad de 18 a 34 años. La diferencia entre ambos grupos asciende a 8 puntos porcentuales, lo que refleja un desequilibrio significativo en la composición de los empleados públicos. En el caso de España, el 47,7% de la plantilla de la Administración central pertenece al grupo de mayor edad, superando notablemente la proporción de jóvenes.
Al analizar la situación en otros países, Italia lidera esta tendencia con un 55,7% de sus funcionarios públicos de 55 años o más. Grecia (42,5%) y Portugal también presentan preocupantes cifras similares. Mientras tanto, Dinamarca, Japón, y Nueva Zelanda muestran proporciones más atractivas de trabajadores jóvenes, con cifras que rondan el 30%, lo que podría sugerir un entorno laboral más atractivo y dinámico.
Diferencias relevantes entre países
Observando más a fondo, se destaca que solo 12 de los 32 países analizados (63%) tienen una mayor proporción de empleados en el grupo de edad de 55 años o más en comparación con los de menor edad. Este fenómeno indica que no solo es un problema limitado a España, sino que muchos países de Europa del Sur enfrentan esta situación. Por lo tanto, la pregunta que se plantea es: ¿cómo se puede rejuvenecer la Administración Pública?
En términos de gestión, la OCDE señala que la edad también está relacionada con la experiencia acumulada y la antigüedad. Es interesante notar que los puestos directivos están mayormente ocupados por personas de entre 35 y 54 años, además de aquellos de mayor edad. En el contexto español, el 43% de los puestos de alta dirección en la Administración central son ocupados por funcionarios de mayor edad, mientras que solo 2,9% de los más jóvenes tienen acceso a estos puestos.
Reparto de responsabilidades en la administración
Al observar la dirección intermedia, la cifra de empleados públicos en España que ocupan estos cargos también es reveladora: 51,1% son mayores de 55 años, mientras que los más jóvenes sólo alcanzan un 4,2%. Esta falta de diversidad etaria en puestos de responsabilidad podría estar limitando la innovación y la adaptación dentro de las administraciones públicas.
A nivel global, se aprecia que, en promedio, las personas de 55 años o más ocupan el 42% de los puestos de alta dirección en la OCDE. Para los más jóvenes, estas cifras son mucho más bajas, lo que lleva a pensar en la importancia de implementar programas de gestión del talento. Ejemplos de esto son los programas de Francia y el Reino Unido que buscan identificar y acelerar las carreras de jóvenes con alto potencial. Esta diferencia genera un panorama de trabajo donde la experiencia se valora, pero a la vez se corre el riesgo de quedar anclado en el pasado.
Proporción de empleo público a nivel global
El informe también pone de manifiesto que la proporción de empleo público varía significativamente entre las naciones. En los países nórdicos, el empleo público puede llegar a representar cerca de un 30% del total, en contraste con Japón y Chile donde las cifras rondan entre 4,9% y 8,6%, respectivamente. En el caso específico de España, la proporción se mantiene estable en 15,2%, cifras que apenas han cambiado desde 2019.
A nivel global, el empleo público en 2023 supone un 18,4% del total del empleo en economías avanzadas, mostrando una leve alza desde el 18,1% en 2019. Este aumento ha sido impulsado por un crecimiento en el empleo público superior al crecimiento del empleo total, que se cifra en un 1,6% anual en la administración, frente al 1,1% del total general.
Retos en la diversidad etaria
Una fuerza laboral pública predominantemente envejecida puede tener ventajas en términos de experiencia, pero enfrenta desafíos en la innovación y la renovación de su plantilla. Según la OCDE, mientras que los gobiernos con una base de empleados más anciana pueden aprovechar su bagaje, también deben enfrentarse a la necesidad inminente de atraer y capacitar a la próxima generación de funcionarios.
Por el contrario, aquellos sistemas que son predominantemente jóvenes tienen que enfocar esfuerzos en el desarrollo profesional y la retención de los empleados más experimentados. El equilibrio en la fuerza laboral será clave para atender de manera efectiva a las demandas cambiantes de los ciudadanos.
Considerando la situación actual, se hace imprescindible fomentar una administración pública que integre las diversas edades, promoviendo una mayor inclusión y sostenibilidad. A medida que se van cerrando las brechas generacionales, la riqueza en la experiencia y la frescura de las nuevas ideas puede ser la clave para abordar los retos de gobernanza y ofrecer mejores servicios públicos a la ciudadanía. La reflexión sobre cómo equilibrar estas dinámicas resulta esencial para un futuro más estable y eficaz en el ámbito público.