El director de calificación de instituciones financieras de Scope Ratings, Marco Troiano, ha presentado un análisis que invita a reconsiderar profundamente el vínculo existente entre las calificaciones de los bancos y las de sus países de origen. Según Troiano, los recientes cambios regulatorios en el sector bancario han hecho que esta relación no pueda justificarse como lo era anteriormente. Así que, ¿por qué seguir permitiendo que las calificaciones se vean afectadas automáticamente por las fluctuaciones en los ratings soberanos?
La crítica a los rating automáticos
Troiano critica la tendencia de «activar automáticamente» rebajas en las calificaciones de los bancos, especialmente en la eurozona, cuando hay un deterioro en los ratings de los países de origen. Esta práctica genera una «volatilidad de mercado injustificada y procíclica», que no refleja la realidad del funcionamiento de estas entidades. Este fenómeno se traduce en un «deterioro» en las condiciones de financiación de los bancos y, por extensión, también afecta a los prestatarios corporativos.
El experto sostiene que esta relación mecánica ignora factores cruciales, como la capacidad regional de las instituciones y las fortalezas que van más allá de las fronteras nacionales. Así, se hace evidente la necesidad de un enfoque más flexible y menos rígido al evaluar la calidad crediticia de los bancos.
Factores que justifican un nuevo enfoque
Troiano justifica su postura al mencionar varios cambios normativos que han afectado al sector. Uno de los aspectos que destaca es el nuevo régimen de resolución de entidades, que transfiere la responsabilidad de pérdidas a accionistas y acreedores, en lugar de a los contribuyentes. En este nuevo contexto, las suposiciones generales sobre el apoyo estatal han quedado completamente obsoletas.
También critica la idea preconcebida de que un banco incurrirá automáticamente en impagos simplemente porque su gobierno no cumpla con sus obligaciones de deuda. Esta suposición simplista ignora una realidad mucho más compleja y variada, donde los impagos soberanos pueden coexistir con bancos funcionales, e incluso pueden ser gestionados de manera ordenada con quitas negociadas o ampliaciones de vencimientos.
El análisis detallado como alternativa
Troiano sugiere que, en lugar de un análisis mecánico, las calificaciones deberían incorporar los riesgos derivados de la relación entre bancos y países mediante un enfoque más matizado. Según su propuesta, una fuente medible de correlación entre el riesgo bancario y el país de origen sería «las exposiciones directas de las entidades al crédito público». Esto incluiría no solo las carteras de deuda pública, sino también los préstamos y la dependencia de garantías soberanas.
El análisis de sensibilidad ante pérdidas se presenta como una herramienta eficaz para capturar estos riesgos en las calificaciones crediticias. Si se gestionan correctamente, estos aspectos pueden brindar una imagen mucho más clara y precisa de la salud financiera de los bancos.
Riesgos macroeconómicos y su influencia
Otro aspecto que Troiano menciona es el posible trastorno macroeconómico que puede acompañar a una crisis nacional. Este canal de riesgo, aunque considerado más incierto, puede influir en las calificaciones bancarias de manera significativa. La gama de resultados posibles es amplia, abarcando desde medidas de alivio de deuda hasta programas de austeridad.
Para abordar este fenómeno, Scope Ratings propone que las calificaciones bancarias se revisen de manera dinámica, incorporando las condiciones económicas cambiantes. La idea es que este enfoque permita una mayor adaptabilidad a los contextos variopintos que pueden impactar en el riesgo crediticio.
Mercados de financiación y estabilidad
Un tercer canal de transmisión del riesgo radica en la inestabilidad de los mercados de financiación mayorista y la volatilidad de los depósitos. Estos fenómenos suelen ir de la mano con las crisis nacionales y pueden ser más difíciles de prever. Aquí, la conducta de los participantes del mercado y de los depositantes juega un papel crucial.
Troiano menciona que, en caso de una reestructuración ordenada a nivel nacional, las autoridades europeas buscarán preservar la confianza pública y limitar el riesgo de contagio. Esto podría incluir garantías sobre la liquidez bancaria o avales supranacionales destinados a proteger los depósitos de los clientes.
Conclusiones y futuras consideraciones
Uno de los puntos finales que Troiano plantea es la dimensión relacionada con los riesgos de transferencia y convertibilidad. Asegura que, mientras el euro siga siendo considerado un proyecto político esencial, estos riesgos deben abordarse a nivel global dentro del área del euro.
Los cambios en la calificación de instituciones bancarias son un reflejo de un sistema que necesita adaptarse a la nueva realidad global. De este modo, los enfoques deben evolucionar hacia una cualificación más precisa y acorde a las variaciones del entorno económico. La propuesta de una revisión más dinámica y adaptable puede proporcionar un camino hacia una mayor estabilidad financiera en un contexto donde los cambios son la única constante.
Es un tema que merece la pena explorar más a fondo, ya que la interrelación entre el sistema bancario y el contexto macroeconómico se convierte cada día en un desafío mayor. La forma en que se evalúan los riesgos y se establecen las calificaciones podría definir el futuro de nuestras economías a escala global. Así que, ¿estamos realmente preparados para un cambio de paradigma en la evaluación crediticia de nuestras instituciones financieras?