Las pérdidas mundiales aseguradas causadas por catástrofes naturales podrían alcanzar este año los 145.000 millones de dólares (127.379 millones de euros), lo que representa un aumento constante a largo plazo de entre el 5% y el 7%, según el último informe de Swiss Re. Este crecimiento en las cifras es alarmante y refleja las cambiantes condiciones climáticas y la creciente vulnerabilidad de muchas regiones.
El impacto de los riesgos secundarios
Estos daños, en gran medida, provienen de lo que se considera «riesgos secundarios». Estos incluyen fenómenos como fuertes tormentas, inundaciones e incendios forestales que, aunque menos intensos que huracanes o terremotos, pueden causar daños significativos y costos elevados para las aseguradoras. ¿Te has preguntado alguna vez cómo estos eventos, que parecen ser parte de la “normalidad” climática, pueden acumular pérdidas tan abultadas?
Este hit de pérdidas se suma a la ya frágil situación económica de muchas familias y entidades afectadas, creando un efecto dominó en el mercado asegurador. La exposición de las aseguradoras a estos riesgos es cada vez mayor, lo que pone aún más presión sobre su capacidad de respuesta.
La vulnerabilidad de Estados Unidos
Una parte sorprendente de estas pérdidas proviene de Estados Unidos, que acapara casi el 80% de las pérdidas mundiales en seguros. Este país es especialmente vulnerable a fenómenos como tormentas, huracanes y terremotos, lo que lo convierte en un terreno fértil para las grandes reclamaciones. Por ejemplo, los incendios forestales que azotaron Los Ángeles a principios de 2025 calcinó activos por 40.000 millones de dólares (35.139 millones de euros).
Este dato no solo resalta la situación actual, sino que también nos invita a reflexionar sobre las implicaciones para el futuro. A medida que el clima se vuelve más errático, ¿podría el sinfín de desastres naturales desbordar las capacidades de reaseguros en el país?
Grandes peligros: huracanes y terremotos
En lo tocante a los peligros identificados por Swiss Re, los huracanes y los terremotos son considerados los más devastadores. En años de «picos de riesgo», se podrían generar pérdidas aseguradas que superan los 300.000 millones de dólares (263.543 millones de euros). Esto representa un desafío monumental para las compañías aseguradoras y reaseguradoras.
El director de Riesgos de Catástrofes de Swiss Re, Balz Grollimund, ha comentado que cuando un fuerte huracán o un gran terremoto golpea una zona urbana con alta densidad de población y una significativa contratación de seguros, las pérdidas pueden alcanzar fácilmente esas astronómicas cifras. Este efecto no solo afecta a las aseguradoras, sino también a la economía local, que puede quedar devastada en términos de infraestructura y recursos.
Preparación ante eventualidades
A pesar de la magnitud de las pérdidas potenciales, las reaseguradoras están mejor preparadas para enfrentar estos desafíos. Actualmente cuentan con un capital total estimado en 500.000 millones de dólares (439.238 millones de euros). Este capital es un importante salvavidas que les permite afrontar las eventualidades más severas, y su gestión adecuada puede ser crucial para evitar un colapso financiero.
Sin embargo, el hecho de que la capacidad de capitalización sea suficiente no debe llevarnos a la complacencia. Las reaseguradoras deben estar constantemente evaluando su exposición a riesgos y ajustando sus prácticas para mantenerse al día con un panorama que evoluciona rápidamente.
Reflexiones sobre el futuro
La situación actual es un recordatorio claro de que debemos estar atentos a los cambios en la naturaleza y la economía. Con un panorama de catástrofes cada vez más complejo y destructivo, los actores en el área de seguros tienen la responsabilidad de anticipar y adaptarse a estas realidades. Las pérdidas podrían ser devastadoras, pero también son una oportunidad para innovar y mejorar los sistemas de protección y cobertura.
Te invito a considerar cómo estos eventos afectan no solo nuestras finanzas, sino también nuestro entorno y estilo de vida. A medida que el clima sigue cambiando y nuestro mundo se enfrenta a nuevos desafíos, la decisión de cómo respondemos será clave. La historia está en movimiento, ¿estás preparado para lo que viene?