Los bancos de menor tamaño se enfrentan a mayores dificultades para cumplir con todas las exigencias incluidas en el Reglamento de Resiliencia Operativa Digital (DORA, por sus siglas en inglés). Esta situación se ha dejado ver en un reciente informe, que destaca cómo la disparidad en la preparación de las entidades financieras no solo se relaciona con el tamaño, sino también con los recursos disponibles.
Desafíos para las entidades más pequeñas
Las entidades financieras de menor tamaño, ya sea por su volumen de activos o negocios, encuentran obstáculos significativos en su esfuerzo por cumplir con los requisitos de DORA. Según el informe, las limitaciones de recursos, las capacidades tecnológicas y la falta de personal especializado son factores determinantes que complican esta tarea. ¿Cómo pueden estas entidades adaptarse a un entorno regulatorio cada vez más exigente?
La falta de preparación en estos bancos no solo afecta su cumplimiento normativo, sino que también podría poner en riesgo su viabilidad operativa a largo plazo. La capacidad para gestionar y responder a incidentes digitales se ha convertido en un requisito esencial, y los bancos más pequeños parecen estar luchando por mantenerse al día en esta nueva era digital. Mantenerse al tanto de las normativas y estándares es vital, especialmente cuando las expectativas de los reguladores aumentan constantemente.
Retos para las entidades de mayor tamaño
Sin embargo, no solo las pequeñas entidades enfrentan problemas. Las entidades de mayor tamaño también tienen que lidiar con retos significativos. Los reguladores están aumentando las expectativas en cuanto a la gestión de riesgos asociados con terceros y la complejidad de las estructuras que tienen estas organizaciones. Esto podría llevar a un sobreesfuerzo en la adopción de medidas de cumplimiento, lo que representa un dilema adicional en su operación financiera diaria.
La complejidad de gestionar múltiples sistemas y procesos puede hacer que incluso las entidades más grandes se sientan abrumadas. Esto plantea la pregunta: ¿es suficiente la infraestructura actual para garantizar la resiliencia digital en un mundo donde las amenazas cibernéticas están en constante evolución?
Riesgo de fragmentación en la implementación de DORA
Un aspecto que preocupa en el informe es el riesgo de fragmentación en la aplicación de DORA, tanto a nivel europeo como nacional. Las diferencias en la interpretación de los requisitos y las capacidades de supervisión pueden generar disparidades significativas en la implementación y cumplimiento de la normativa entre los distintos países y entidades. Esta situación podría derivar en un panorama desigual que favorezca a algunas instituciones, perjudicando a otras en el proceso.
La amenaza a la integridad del sistema financiero europeo es real. Si se permite que las diferencias en la interpretación de las normativas prevalezcan, las instituciones que se esfuerzan por cumplir tendrán una desventaja competitiva. Esto hace que la armonización y el establecimiento de criterios claros sean temas cruciales en el debate sobre la regulación financiera.
Aproximación a una supervisión más efectiva
Las entidades financieras han manifestado la necesidad de adoptar un enfoque de supervisión más proporcional, colaborativo y menos disruptivo. Este enfoque podría incluir una transición hacia un modelo de «acompañamiento continuo» en lugar de las inspecciones tradicionales ‘in situ’. Este cambio permitiría una mejor comprensión de los requisitos y su aplicación, priorizando las áreas críticas según la materialidad del riesgo.
Un modelo de supervisión que priorice la asistencia técnica y la orientación puede representar una solución efectiva para navegar en un entorno regulatorio complejo. Al centrarse en la colaboración en lugar de un enfoque sancionador, se puede construir un entorno más seguro y resistente donde todas las entidades, independientemente de su tamaño, puedan prosperar.
La importancia de la coherencia regulatoria
Asimismo, es fundamental que DORA se integre y armonice con otros estándares internacionales. Esto no solo evitará duplicidades, sino que también asegurará coherencia regulatoria en el panorama general. La unificación de estándares es clave para fortalecer la resiliencia del sistema financiero europeo y garantizar que todas las entidades operen bajo un marco claro y comprensible.
La alineación con normas internacionales puede facilitar el cumplimiento por parte de las entidades más pequeñas, que a menudo carecen de los recursos necesarios para navegar un laberinto normativo complejo. Fortalecer la base reguladora, asegurando que sea simple y accesible, podría llevar a un sistema financiero más robusto y cohesivo.
El camino hacia la resiliencia operativa digital es un reto, pero también una oportunidad para todas las entidades financieras. Las estrategias que adopten hoy se convertirán en la base de su éxito futuro. Nuestra posibilidad de adaptación y respuesta frente a la normativa no solo define nuestra capacidad actual, sino que también establece un estándar para el futuro. La pregunta fundamental que todos debemos considerar es: ¿estamos realmente preparados para afrontar los desafíos que plantea la evolución digital en el ámbito financiero? Este debate apenas comienza.