La próxima edición del Spain Investors Day (SID), programada para los días 15 y 16 de enero en Madrid, no solo representa un lugar de encuentro entre empresas y potenciales inversores, sino que también es una plataforma para discutir desafíos críticos que enfrenta la economía española y europea. Este evento anual espera congregar a más de 40 grandes empresas cotizadas y más de 200 inversores internacionales. Una alineación impresionante de aproximadamente 75 ponentes, incluyendo economistas, CEOs y ministros, se dará cita para analizar un tema que está en la mente de todos: ¿cómo puede Europa mejorar su competitividad en un mundo cada vez más globalizado?
El panorama competitivo de Europa
El presidente de Spain Investors Day, Benito Berceruelo, ha señalado la urgente necesidad de fortalecer el tamaño de las compañías en España y Europa. «Necesitamos compañías de mayor tamaño para competir en un mundo dominado por Estados Unidos y China», afirma. Esta declaración no surge de la nada; el informe Draghi ya había evidenciado un problema de competencia en cuanto al volumen de las empresas europeas.
Un punto crucial que Berceruelo ha subrayado es la composición empresarial en España. El país cuenta con una gran cantidad de pequeñas y medianas empresas, pero pocas grandes compañías. «Si quieres competir en el mundo hoy, tienes que tener grandes compañías», enfatiza, dejando claro que la situación actual es «agravada» en el contexto español.
Inversión y crecimiento en el horizonte
La inversión se erige como un tema central en la discusión. Berceruelo ha instado a que tanto España como Europa se «pongan las pilas» en esta área, especialmente con el clima de incertidumbre derivado de un posible retorno de Trump a la presidencia y de un enfoque de menor globalización en China. «El cierre de Estados Unidos y de China hace necesario que Europa tenga industrias que sean capaces de autoabastecer nuestro mercado», advierte. En este sentido, ha dejado claro que retomar la senda de la inversión en sectores estratégicos, como la tecnología y la sanidad, será vital para el futuro.
De cara a 2025, él percibe que las condiciones son propicias para que los mercados de valores se mantengan saludables. «Con una geopolítica más clara, unos tipos de interés a la baja y un entorno más rígido para invertir, la expectativa para este año es muy positiva», asegura Berceruelo.
Grandes logros, pero también grandes desafíos
Un reciente análisis de la situación financiera de España revela que, tras un «año brillante» en 2024, los inversores internacionales han empezado a fijarse más en el mercado español. Se estima que el Ibex 35 ha tenido una de las mejores revalorizaciones del mundo, con casi un 15%. ¿Qué significa esto para las empresas españolas? La verdad es que la recuperación es alentadora, como se pone de manifiesto en los récords de repartos de dividendos, que han superado el 20% de rentabilidad.
Sin embargo, Berceruelo no se ha olvidado de los retos pendientes. Resalta la importancia de que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado, pues la falta de un presupuesto anual se traduce en un clima de inestabilidad que puede alejar a los inversores. Un entorno financiero lógico y estructurado es esencial para seguir atrayendo inversiones, ya que transmite confianza.
En cuanto a la unidad del mercado, un tema recurrente en las conversaciones de las empresas cotizadas es la necesidad de simplificar las regulaciones. Berceruelo hace énfasis en que las compañías europeas desean mercados únicos que sean lo más grandes posible, ya que esto facilitaría las transacciones y reduce la burocracia. «Las empresas necesitan garantía jurídica y estabilidad regulatoria», argumenta, subrayando la importancia de un sistema judicial que responda rápido.
Las Bolsas europeas y la necesidad de transformación
Uno de los aspectos que Berceruelo menciona es la necesidad de que las Bolsas europeas se repiensen. La Bolsa española, en particular, necesita incentivos, como la retirada de ciertos impuestos que actualmente obstaculizan su competitividad. Los impuestos extraordinarios sobre sectores clave, como el financiero y el energético, han hecho que algunos inversores miren hacia otros mercados más atractivos.
Además, Berceruelo critica la lentitud de los trámites administrativos en toda Europa. «Hay que agilizar los procesos, porque las empresas no pueden darse el lujo de permanecer sumidas en la incertidumbre durante años», concluye. Esta es una realidad que no solo afecta a España, sino que tiene repercusiones en toda la economía europea.
Pese a estos retos, el futuro económico de España y Europa puede ser más alentador de lo que se cree. La combinación de un crecimiento sostenido, el impulso en sectores clave y una mayor inversión podría cambiar el panorama de la competencia internacional. Sin embargo, la balanza entre los logros y las tareas pendientes es delicada y será fundamental abordarla adecuadamente en los próximos años. ¿Estás preparado para ver cómo se desarrollan estos cambios en el panorama económico europeo?