El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, ha puesto sobre la mesa una cuestión vital para el futuro de las instituciones monetarias: la jerarquía de objetivos que tienen los bancos centrales en la actualidad. ¿Estamos realmente aprovechando al máximo las capacidades de estas entidades? En una reciente intervención en un acto del Banco de España, Escrivá destacó cómo cada vez se aguardan más tareas de estas instituciones, lo que plantea un escenario complejo en el que se integran múltiples responsabilidades que antes no estaban en su radar.
Los retos de la jerarquía de objetivos
Escrivá subrayó que, aunque hay una tendencia a abordar muchos de los objetivos económicos desde el ámbito financiero, esto puede provocar una confusión en las funciones primordiales de los bancos centrales. «Los bancos centrales cada vez hacemos más cosas y nos dan más responsabilidades en distintos ámbitos», indicó durante su discurso. Este aumento de competencias ha llevado a la necesidad de hacer una pausa y reflexionar sobre si la jerarquía de objetivos que adoptan se mantiene adecuada o si requiere ajustes urgentes.
A medida que los desafíos económicos se vuelven más complejos, también se hace evidente que algunos de los objetivos secundarios que persiguen estas instituciones pueden no ser alcanzables con el nivel de autonomía e independencia que se emplea en otras políticas, especialmente en la política monetaria. «Es importante que interioricemos los banqueros centrales que un límite claro de a dónde podemos llegar con los instrumentos tiene que ver cuando nuestras políticas tienen efectos redistributivos», enfatizó Escrivá, lo que sugiere que el enfoque actual podría necesitar una reforma significativa.
Las opiniones del Banco de Portugal y el BIS
En el mismo evento, el gobernador del Banco de Portugal, Mario Centeno, ofreció su apoyo a las ideas expuestas por Escrivá. A su juicio, la capacidad de los instrumentos de un banco central es «parcial» ante la complejidad de algunas situaciones económicas. Este reconocimiento de limitaciones invita a repensar cómo los bancos centrales se coordinan con otras entidades y cuál debería ser su papel en esta colaboración. «Ahí influye mucho el tema de coordinación y el papel importantísimo que los bancos centrales deben de tener en fomentar esa coordinación con otras autoridades», explicó Centeno, resaltando la importancia de un enfoque multidisciplinario.
Por su parte, Agustín Carstens, director general del Banco de Pagos Internacionales (BIS), añadió que el futuro también depende de establecer «lenguajes más entendibles» para la mayoría de la población. «Lo que tiene que ser lo mismo es el mensaje, pero lo que tiene que ser más estratégico es la manera en la que lo expresamos», indicó Carstens. Esta perspectiva pone de relieve un aspecto fundamental: la comunicación clara y efectiva es esencial para el éxito de las políticas y su aceptación por parte de la sociedad.
La necesidad de un nuevo enfoque comunicativo
Escrivá coincidió plenamente con esta visión. Recordó que el antiguo presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Alan Greenspan, solía mantener su discurso deliberadamente oscuro. «Hacía gala de que no se le entendiera», acotó Escrivá. Sin embargo, en la actualidad, adoptar esa postura no es viable. «Yo creo que ahora ese tipo de actitud no es aceptable y no tiene ningún espacio para generar el mínimo consenso», añadió, lo cual nos lleva a cuestionar si los métodos tradicionales de comunicación son suficientes en este nuevo contexto.
La incongruencia entre los objetivos aspirados y la capacidad de comunicación puede resultar en una falta de entendimiento por parte del público, lo que podría dar lugar a desconfianza en las políticas implementadas. Considerando que el impacto de las decisiones de los bancos centrales se refleja directamente en la economía cotidiana de las personas, un enfoque más accesible y claro es no solo deseable, sino necesario.
La evolución de los bancos centrales en el contexto actual
Pensar en los bancos centrales como entidades que van más allá de la mera regulación monetaria es fundamental para entender su rol en la economía moderna. Si bien ellos tienen la responsabilidad de mantener la estabilidad económica, el entorno actual de incertidumbre —marcado por cambios rápidos en la economía global y nacional— exige una adaptabilidad que muchas veces se traduce en una multiplicidad de objetivos. Las voces que reclaman una revisión y reestructuración de estos mandatos son cada vez más amplias, mostrando que ha llegado el momento de cuestionar y revaluar el papel que juegan estas instituciones.
En un mundo donde lo que está en juego es cada vez más complejo, quizás sea hora de que reflexionemos sobre la eficacia y transparencia de los bancos centrales. ¿Están equipados para manejar la vasta gama de desafíos que enfrentan hoy? ¿Es posible que, a medida que se amplían sus responsabilidades, también deban redefinir cómo se comunican y coordinan en este nuevo paisaje? Los líderes de estas instituciones están comenzando a plantear esas preguntas, y solo el tiempo dirá cuál será la dirección que finalmente tomarán.