El 90% de los directivos españoles considera el riesgo regulatorio como la principal amenaza que enfrentará su sector en 2025. Este dato resalta la importancia de una creciente presión normativa, situando a España como uno de los países más sensibles ante estos desafíos. El informe, que analiza las principales amenazas a los altos cargos en empresas a nivel global, revela que un 90% de los encuestados en el país valora el incumplimiento regulatorio como un riesgo «muy importante» o «extremadamente importante», superando significativamente el promedio internacional del 74%.
Transformación profunda en el tejido empresarial
La intensificación de la actividad reguladora en España, tanto desde organismos nacionales como europeos, está provocando cambios significativos en el tejido empresarial. Advertencias como las que lanza la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) son indicativas de un clima en el que las inspecciones y nuevas normativas impactan directamente en la gestión de las compañías.
Las directivas relacionadas con la sostenibilidad, el gobierno corporativo y la protección de datos exigen una adaptación continua por parte de las empresas. Entre las industrias más vulnerables se destacan las del sector financiero, energético, tecnológico y farmacéutico. Aquí, el riesgo no se limita al ámbito económico; también se extiende a lo reputacional y ético, lo que hace que los directivos deban actuar con cautela.
La seguridad digital como prioridad
Además de las preocupaciones por el riesgo regulatorio, el informe también pone de relieve que la pérdida de datos (84%) y los ciberataques (82%) son considerados amenazas prioritarias por los directivos en España. Esta percepción sugiere una creciente conciencia sobre la seguridad digital, impulsada por la sofisticación de los ataques, la mayor exposición mediática y la presión de inversores y clientes.
El fortalecimiento de esfuerzos en este ámbito no es una sorpresa; la reputación de las empresas está en juego, y el 78% de los encuestados expresa su preocupación por el soborno y la corrupción, una cifra que también supera la media global del 62%. Esto subraya que las implicaciones éticas y sociales están ganando terreno en la agenda de las empresas españolas.
Desafíos en el entorno regulatorio
Un aspecto interesante que desliza el informe es la menor preocupación en España por la litigación civil, un fenómeno que podría cambiar con la nueva directiva europea sobre acciones de representación. Así, el contexto legal español se detiene en el tiempo frente a un aumento de la conciencia sobre los riesgos. La evolución del perfil de riesgo en la alta dirección es evidente; los consejos corporativos deben adoptar una visión más holística.
Esto implica una mayor inversión en cumplimiento, ética y resiliencia tecnológica. En un entorno donde el escrutinio público es cada vez más riguroso, es fundamental que los líderes empresariales tengan en cuenta no solo los números, sino también el impacto de sus decisiones sobre todos los stakeholders.
Agendas éticas y sociales en el entorno empresarial
Asimismo, aspectos como la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI) han entrado en el ‘Top 7’ de preocupaciones en España, con un 77% de los encuestados destacando su importancia. Aunque estos temas no figuran entre los riesgos globales más relevantes, su inclusión en la agenda empresarial muestra un cambio en las prioridades de los directivos españoles.
En comparación con los datos globales, es evidente una clara diferencia de enfoque: a nivel internacional, la salud y seguridad (80%) y los ciberataques (77%) son las principales inquietudes. En cambio, en España, la regulación se posiciona como el riesgo predominante, seguido de la salud laboral y la protección de datos.
Reflexiones sobre el futuro empresarial
El panorama actual nos invita a reflexionar sobre cómo las empresas pueden adaptarse a un entorno que exige cada vez más responsabilidad y transparencia. La atención que se presta a los riesgos regulatorios, junto con la creciente preocupación por la ética y la seguridad digital, dibuja un futuro en el que las empresas no solo deben enfocarse en su rentabilidad, sino también en su papel en la sociedad.
Así, los líderes empresariales están llamados a liderar con una visión más integral que contemple las complejidades no solo de su industria, sino también de su impacto en un mundo en constante transformación. Con el foco en la regulación y los riesgos éticos, ofrecer una respuesta proactiva será clave para navegar los desafíos que se avecinan. ¿Estamos preparados para enfrentar lo que viene? La respuesta podría determinar el rumbo de muchas organizaciones en los próximos años.