Empresas e instituciones españolas se han posicionado en un lugar destacado en el ámbito de la investigación y el desarrollo (I+D) en defensa. Participarán en 36 nuevos proyectos seleccionados en la convocatoria 2024 del Fondo Europeo de Defensa (FED), lo cual representa más de la mitad de las 62 iniciativas aprobadas. Este esfuerzo colectivo movilizará una inversión cercana a los 845 millones de euros, de los cuales el FED cubrirá 691 millones.
Participación sobresaliente de España en el FED
El informe del Observatorio de Seguridad Nacional de Opina 360 revela que las empresas españolas están presentes en el 58% de los proyectos seleccionados, lo que es un indicador claro de su fuerte implicación. Más aún, estos mismos proyectos concentran cerca del 80% de la inversión total del programa, que prevé un gasto de 1.076 millones de euros, con una aportación pública de 908 millones.
Este panorama no solo resalta la capacidad de innovación de la industria española, sino que también demuestra su liderazgo en 17 de las 20 iniciativas de mayor inversión. Juan Francisco Caro, director de Opina 360, subraya la importancia de esta participación: “La industria española de defensa ha vuelto a demostrar su pujanza”.
Proyectos de gran envergadura
Las empresas españolas coordinarán nueve de los consorcios europeos que desarrollan estos proyectos del FED. Entre ellos se destacan varios que están a la vanguardia de la tecnología y la defensa. Por ejemplo, Navantia lidera un programa que tiene como objetivo establecer un sistema inteligente para futuras plataformas navales europeas, siendo este el segundo mayor proyecto, con una inversión de 64 millones de euros.
Otro punto a mencionar es que GMV Aerospace and Space dirige dos proyectos relevantes. Uno se centra en herramientas de modelización para evaluar el impacto de las acciones militares, mientras que el otro está enfocado en teledetección y análisis que apoyan el ámbito estratégico de la defensa.
Además, Indra Sistemas toma las riendas de una iniciativa que combina radar, guerra electrónica y comunicaciones en distintos dominios. Se estima que la inversión en este proyecto alcanzará casi 35 millones de euros. En este contexto, también se debe resaltar el esfuerzo de Airbus Defence and Space, que lidera un estudio innovador para un nuevo concepto de avión de transporte militar, con una financiación de más de 30 millones de euros.
La Universidad Complutense de Madrid destaca en el panorama
Entre las instituciones españolas, la Universidad Complutense de Madrid es la única de carácter público que lidera un proyecto en el marco de esta convocatoria. Este programa se centra en la fabricación de detectores que ofrecen un bajo coste, alta resolución y una rápida respuesta, ideal para aplicaciones de visión nocturna. Este es un paso importante para la investigación en tecnologías de defensa desde el ámbito académico.
Áreas temáticas de los proyectos
El informe también detalla que los 36 proyectos en los que participa España abarcan un total de 17 de las 19 categorías establecidas en el programa anual del FED. Estas categorías incluyen retos tecnológicos, cibernética, combatiente terrestre, aéreo y naval, además de otros como espacio, protección de fuerzas, movilidad y respuesta médica. Sin embargo, destacan dos categorías en las que no se ha registrado participación española: guerra submarina y tecnologías disruptivas cuánticas.
Contribución a la autonomía estratégica
El Fondo Europeo de Defensa se erige como un instrumento crucial de la Comisión Europea para fomentar la innovación y la competitividad en la industria de defensa en toda la Unión Europea. Su objetivo es contribuir a la autonomía estratégica de la Unión y potenciar su libertad de acción en el ámbito internacional.
La participación activa de las empresas españolas en este contexto no solo es indicativa de su sólida base tecnológica, sino que también juega un papel fundamental en la formulación de políticas de defensa comunes en Europa. Caro enfatiza que es esencial para las empresas españolas integrar estos grupos de colaboración, ya que la tecnología resultante de estos proyectos definirá el futuro de la defensa en Europa.
La importante inversión pública en I+D que representa este conjunto de iniciativas es una muestra de que la defensa no es solo un asunto militar, sino también económico y tecnológico. El panorama que se dibuja invita a reflexionar sobre el impacto que estas inversiones y proyectos tendrán en la industria de defensa europea y en nuestra sociedad en general. ¿Estamos realmente preparados para afrontar los nuevos retos estratégicos que se avecinan en este ámbito? La respuesta a esta pregunta continúa evolucionando, y el futuro sigue siendo incierto y emocionante.