En España, un alarmante 31% de las familias con hijos está subsistiendo con menos de 2.000 euros mensuales. Este dato invita a reflexionar sobre el panorama económico que enfrentan muchos hogares en el país. A pesar de que la clase media sigue siendo el grupo mayoritario, su capacidad de mejora se ha visto estancada, lo que plantea serias interrogantes sobre el bienestar económico de la población.
Una cuarta parte del país es de clase baja o media-baja
Actualmente, el 28% de los españoles se clasifica como de clase baja o media baja, lo que representa un incremento cercano a los tres puntos porcentuales en comparación con el 25% registrado en 2024. La clase media, aunque continúa siendo la más numerosa, con un 46%, muestra señales de freno en su progreso. Más allá de esto, la clase media alta o alta, que comprende el 26% de la población, revela que los beneficios de la recuperación económica están concentrados en una minoría, lo que amplía la brecha social.
El aumento de precios repercute en el consumo
La presión inflacionaria ha obligado a muchas familias a ajustar sus hábitos de consumo. De hecho, un 41% de los españoles ha recortado sus gastos en ropa, calzado y artículos de uso personal. No solo eso, sino que un 47% ha limitado sus salidas de ocio fuera del hogar, especialmente a bares y restaurantes. Esta tendencia se refleja no solo en la esfera de consumo cotidiano, sino también en el acceso a la cultura y el entretenimiento, donde un 28% ha dejado de asistir a eventos o espectáculos de pago, y casi un 10% ha cancelado sus suscripciones digitales.
Más de la mitad del sueldo al alquiler
El estudio pone de manifiesto que el 20% de los hogares que viven de alquiler destina más de la mitad de sus ingresos mensuales a este pago. Esto resulta en una carga económica significativa que puede limitar su capacidad para satisfacer otras necesidades básicas. Como contraste, en los hogares hipotecados, solo el 4,8% incurre en ese mismo porcentaje de gasto. Esta diferencia resalta la vulnerabilidad de los arrendatarios y su mayor exposición a situaciones de inestabilidad económica.
El 43% de los hogares españoles vive en propiedad sin hipoteca, seguido por un 31% que posee una vivienda hipotecada o a través de un préstamo. El alquiler a precio de mercado representa el 21%, lo que resalta la diversidad de situaciones que enfrentan las familias españolas.
La imposibilidad de ahorro crea riesgos económicos
La falta de capacidad para ahorrar, que afecta a un 23% de los hogares españoles, se traduce en situaciones de riesgo. Uno de cada diez hogares no podría hacer frente a un imprevisto de 1.000 euros, lo que indica una vulnerabilidad significativa en la clase baja. Por otra parte, el 25% de los hogares también se vería incapaz de afrontar un gasto inesperado de 5.000 euros. Estos datos reflejan que no solo las familias de clase baja están comprometidas financieramente, sino que también la clase media se encuentra en una posición precaria, casi al borde de la insolvencia.
Impacto de las políticas comerciales de ámbito internacional
El entorno global también ha dejado su huella en el consumo diario de los españoles. Las tensiones comerciales y las políticas arancelarias de Estados Unidos han influido en las decisiones de compra. Así, un 21% de los consumidores españoles prefieren optar por productos nacionales, buscando seguridad frente a la incertidumbre provocada por factores externos. Adicionalmente, un 13% ha decidido dejar de consumir marcas estadounidenses, lo que evidencia el efecto directo que tienen las decisiones políticas internacionales en el comportamiento del consumidor.
Un futuro incierto para la clase media y baja
Al observar la situación actual, queda claro que la clase baja y media-baja en España enfrenta serios desafíos económicos. A medida que los precios continúan subiendo y la capacidad de ahorro se reduce, el futuro de muchas familias es incierto. Las decisiones económicas que se tomen pronto, tanto a nivel individual como colectivo, serán cruciales para enfrentar la realidad financiera que afecta a una parte significativa de la población.
La combinación de políticas comerciales internacionales, el aumento de costos y la restricción del gasto en consumo cotidiano podría transformar el panorama económico. Es fundamental seguir analizando cómo estos factores afectan al día a día de las familias, ya que entender estas dinámicas sociales y financieras es necesario para diseñar soluciones efectivas que propicien un futuro más estable y equitativo.