El presidente de la mayor empresa pública del país ha señalado que su plan de servicios financieros busca integrar y potenciar diversas ofertas que ya están en funcionamiento. Entre ellas, 450.000 tarjetas prepago y 330.000 tarjetas de bono cultural joven, que permiten a los usuarios acceder a un tipo de pago más ágil y accesible. La idea es transformar lo que ya existe en un servicio más cohesionado y estructurado.
Un cambio de enfoque hacia la integración financiera
Durante una reciente comparecencia en el Congreso de los Diputados, Pedro Saura, presidente de Correos, se refirió a la necesidad de redefinir las expectativas en cuanto a la creación de un banco propio. “Una cosa es decir que vamos a trabajar en el sistema financiero y otra cosa es decir que yo voy a pedir una ficha bancaria”, concluyó, dejando claro que el objetivo no es crear un nuevo banco sino consolidar y maximizar los servicios financieros existentes.
En lugar de iniciar un largo y complicado proceso de bancarización, Correos optará por reunir todos los servicios financieros bajo un mismo concepto, buscando así ofrecer una experiencia más uniforme y comprensible para sus usuarios. Esto incluye no solo tarjetas prepago, sino también las 120.000 operaciones que realiza Correos Cash, que permiten a los clientes disponer de efectivo en las oficinas y cajeros propios de la compañía.
Servicios financieros en números
Para contextualizar el alcance de la propuesta, Saura presentó cifras que reflejan la actividad actual de la empresa. Adicional a las 450.000 tarjetas de prepago y 70.000 IBAN, se encuentra el movimiento de 1.000 millones de euros en remesas nacionales y 450 millones de euros en remesas internacionales. Estos datos no son solo números; representan una oportunidad significativa para aumentar la penetración de Correos en el sector financiero.
En este contexto, el presidente subrayó la intención de proporcionar un servicio de interés económico general, capaz de facilitar el acceso a servicios financieros básicos, especialmente para colectivos vulnerables. “El objetivo es asignar a Correos la prestación de este servicio, permitiendo a los usuarios una cuenta de pago asociada a su tarjeta de prepago, donde podrán realizar diversas operaciones: recibir ingresos, hacer pagos y transferencias, y mantener ahorros”, afirmó.
Una visión a largo plazo
La propuesta de Correos se incrusta dentro de un plan estratégico más amplio, destinado a revertir las pérdidas y restablecer la rentabilidad para 2026. ¿Cómo lograrlo? Parte de la solución se centra en la diversificación de sus líneas de negocio, que se espera aporten un 16% de los ingresos totales del grupo. Esta innovación es crucial en un entorno donde el negocio postal tradicional está en declive.
Saura hizo hincapié en la realidad que enfrentan las empresas públicas postales a nivel mundial. Exceptuando a las de Francia, Alemania e Italia, todas han tenido que lidiar con problemáticas económicas severas, en parte por no haberse adaptado a las nuevas demandas del mercado. “La decisión sobre diversificación se tomó hace 20 o 25 años, en respuesta a la caída del negocio postal clásico”, recordó, invitando a una reflexión sobre la necesidad de una evolución constante.
Hacia un futuro integral y accesible
El enfoque de Correos hacia la integración de servicios financieros también busca evitar “debates nominalistas”, priorizando en su lugar la búsqueda de soluciones prácticas y realistas que puedan aplicarse en el corto plazo. Este enfoque es esencial, dado que el consumidor actual demanda respuestas inmediatas y eficientes.
En resumen, la iniciativa de Correos no solo pretende ser un paso adelante en términos de negocios, sino que busca contribuir a una mayor inclusión financiera. La creación de un servicio financiero consolidado promete facilitar que muchos ciudadanos accedan a productos básicos que, de otro modo, podrían seguir siendo inaccesibles.
La evolución de esta empresa pública, que se mueve entre el legado de un pasado fuerte y el desafío de un futuro incierto, señala un camino que podría ser replicado por otras entidades. Cuanto más se avance hacia un modelo más inclusivo y adaptado a las necesidades del siglo XXI, más relevante será el papel de estas instituciones en nuestras vidas cotidianas. Y así, el viaje apenas comienza.