La presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), Cani Fernández, ha defendido con firmeza el trabajo llevado a cabo por el organismo, destacando su carácter de «técnico, riguroso, escrupuloso e independiente». Este énfasis en la independencia es crucial, ya que el regulador se encuentra en una posición delicada al evaluar la oferta pública de adquisición (OPA) de BBVA sobre Banco Sabadell.
Compromisos adecuados de BBVA
Fernández ha afirmado que los compromisos asumidos por BBVA para obtener la aprobación de la CNMC son “proporcionados y suficientes”. Tras un análisis exhaustivo, el regulador ha determinado que estos compromisos son amplios en términos geográficos y del número de pequeñas y medianas empresas (pymes) amparadas, así como por las condiciones y plazos estipulados. Todo esto se ha hecho con la finalidad de mitigar los riesgos detectados para la competencia.
Durante su intervención en la Comisión de Economía, Comercio y Transformación Digital del Congreso de los Diputados, explicó que la CNMC había considerado un amplio espectro de opiniones en su evaluación. En concreto, se tuvieron en cuenta las aportaciones de 58 entidades, lo que incluye a 12 bancos tradicionales, 7 neobancos, 19 asociaciones de empresas y 8 aseguradoras, entre otros.
Riesgos para la competencia en el sector bancario
La presidenta del regulador también se refirió a los riesgos asociados a la oferta de BBVA sobre Banco Sabadell. La CNMC concluyó que esta operación podría amenazar la competencia efectiva en ciertos segmentos del mercado de banca minorista y en el de servicios de pago. Para entender mejor esta situación, es importante mencionar que se identificaron 96 municipios donde la fusión llevaría a que la cuota de mercado combinada superase el 50%. Este panorama es preocupante, ya que se generaría una situación de duopolio en 48 de esos municipios.
Además, 72 códigos postales se verían afectados tras la operación. En estos lugares, bien se formaría un monopolio en 7 códigos postales, o bien se instauraría un duopolio en 65 códigos postales. Esto plantea interrogantes sobre el impacto real que tendría la fusión en la competitividad del sector.
El papel de la CNMC en el proceso
En su defensa del trabajo de la CNMC, Cani Fernández ha subrayado que la independencia del organismo es fundamental. “Estoy, la verdad, orgullosa, como no puede ser de otra manera, de la independencia mostrada por los servicios técnicos y por los consejeros de la Sala de Defensa de la Competencia”, afirmó. Este tono de orgullo refuerza la confianza en el proceso regulatorio.
La presidenta también ha recordado la importancia de la confidencialidad durante estos trámites. Las partes implicadas aportan información sensible, como planes estratégicos o posiciones de mercado, lo que hace que el respeto a esa confidencialidad sea esencial para el buen funcionamiento del proceso.
Diálogo y participación en el proceso regulatorio
El diálogo continuo con las partes involucradas, en este caso BBVA y Banco Sabadell, es otro aspecto que Cani Fernández quiso resaltar. Este intercambio constante es un requisito normativo en las operaciones de concentración y es vital para garantizar que todas las voces sean escuchadas, incluso aquellas que, aunque no clasificadas como «interesadas», aportan valor al debate.
Por último, la presidenta de la CNMC también reconoció que el mero hecho de que una entidad no haya sido admitida como interesada “no implica que no haya sido escuchada” durante el proceso. Esto es importante, ya que cada perspective cuenta en la evaluación del impacto de actos de concentración en el mercado.
El futuro del sector bancario
Mientras se desenvuelve esta historia, es natural preguntarse qué pasos seguirá el sector bancario ante las decisiones de la CNMC. ¿Se plantearán nuevas estrategias para evitar riesgos asociados a la concentración? ¿O quizás se verán obligados a adaptarse a un nuevo marco regulatorio que priorice la competencia?
Los debates en torno a la competitividad y el futuro del sector bancario están más vivos que nunca. Con decisiones que podrían marcar un antes y un después en el panorama económico, es imprescindible que estemos atentos a cómo evolucionará esta situación. Es el momento de reflexionar sobre cómo estas decisiones impactan no solo a las entidades involucradas, sino también a los consumidores y al mercado en su conjunto, abriendo un sinfín de posibilidades que merecen ser exploradas.