La oferta pública de adquisición (OPA) de BBVA sobre Banco Sabadell ha sido tema de conversación y análisis en el sector financiero desde su anuncio, cumpliendo un año este 9 de mayo. La decisión final ahora recae en el Gobierno, que debe evaluar la operación considerando motivos de interés general que trascienden la simple competencia del mercado.
Una OPA que comenzó con un acercamiento
El proceso comenzó cuando, en abril del año pasado, ambos bancos confirmaron su acercamiento preliminar. Sin embargo, la situación dio un giro inesperado el 6 de mayo, cuando Banco Sabadell rechazó una propuesta amistosa de BBVA. Ante esto, el 9 de mayo de 2024, BBVA optó por lanzar una OPA hostil, actuando sin acuerdo previo entre los consejos de ambas entidades.
BBVA propuso inicialmente una acción del banco por cada 4,83 acciones de Sabadell, lo que representaba en aquel momento una prima del 30% en comparación con el precio de cotización de las acciones a finales de abril. Sin embargo, a lo largo del tiempo, la dinámica ha cambiado, afectada por el reparto de dividendos y capital que ambos bancos han gestionado.
La evolución del canje de acciones
A medida que la operación se ha extendido, la ecuación de canje ha sido reajustada. Actualmente, se plantea que BBVA intercambiará una acción propia de nueva emisión por 5,3456 acciones de Banco Sabadell, además de un pago en efectivo de 0,70 euros por acción en concepto de dividendos de BBVA. Esta modificación es significativa y demuestra cómo los eventos en el mercado pueden influir en operaciones corporativas de gran envergadura.
La espera ha sido larga. A lo largo de este año, la OPA ha estado en manos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Aunque BBVA confiaba en recibir una aprobación rápida, el regulador decidió ampliar sus investigaciones a una segunda fase en noviembre. Ahora, la incertidumbre persiste sobre la rapidez con que se apruebe la operación.
Tiempo de espera y expectativas
BBVA había anticipado un periodo de seis a ocho meses para obtener todas las autorizaciones necesarias y cerrar la fusión hacia mediados de 2025. Sin embargo, la autorización de la CNMC no llegó hasta abril de 2025, lo que ha dado lugar a una «fase 3» en la evaluación de la operación. Este alargo ha generado inquietud entre los inversores y analistas, quienes se preguntan sobre el futuro de ambas instituciones.
El calendario se complica aún más por el tiempo que tendrá el Gobierno para tomar su decisión, ya que cuenta con 30 días desde que el Ministerio de Economía traslade la cuestión al Consejo de Ministros. Este proceso deberá concluir, al menos, antes del 27 de mayo. Si el Ejecutivo decide hacer uso del tiempo completo, la OPA no abrirá su periodo de aceptación hasta finales de junio.
Consulta pública y otros actores en el proceso
Otra novedad en este proceso es la consulta pública que ha iniciado el Ministerio. Esta iniciativa permite que particulares, sindicatos y agentes económicos puedan expresar su opinión sobre la operación por primera vez en un caso de este tipo. Este enfoque inclusivo marca un antes y un después en la forma en que se manejan estas operaciones corporativas.
Es interesante observar cómo este tipo de mecanismos puede influir en decisiones que afectan directamente a cientos de miles de trabajadores y a miles de clientes. La participación ciudadana puede aportar una perspectiva valiosa y asegurar que se consideren todos los aspectos relevantes.
Rendimiento de las acciones
En el transcurso de este último año, las acciones de BBVA han experimentado un incremento del 32% en el mercado bursátil, mientras que las de Banco Sabadell han visto un crecimiento aún más notable, del 74%. Estos datos reflejan el interés del mercado en ambas entidades y, probablemente, la percepción positiva que tienen los inversores sobre el potencial de la OPA.
Además, los resultados financieros de ambas entidades han sido alentadores. En 2024, Banco Sabadell reportó un beneficio neto de 1.827 millones de euros, es decir, un aumento del 37,1% respecto al año anterior. Por su parte, BBVA obtuvo ganancias que alcanzaron los 10.054 millones de euros, lo que representa un crecimiento del 25,4%.
Si bien los números son alentadores, la pregunta que queda en el aire es: ¿qué implicaciones tendrá la OPA en las estructuras de ambas entidades y en el mercado en general?
La situación actual invita a reflexionar sobre el impacto que estas decisiones corporativas pueden tener en el tejido financiero de un país. A medida que se avanza en este proceso, es fundamental continuar observando los movimientos de estas grandes instituciones y cómo afectan a sus clientes, empleados y a la economía en general.