La Empresa Nacional de Innovación (Enisa) ha estado en el centro de atención tras la publicación de un informe del Tribunal de Cuentas que revela serias carencias en su gestión. Durante 2023, Enisa formalizó 586 operaciones de préstamos participativos por un total de 103 millones de euros y liquidó 4.135 préstamos por 662 millones de euros. Sin embargo, de estos, 1.538 préstamos por un valor de 216 millones de euros se clasificaron como de *imposible recuperación*.
Resultados alarmantes de la fiscalización
El organismo ha determinado que la falta de seguimiento efectivo por parte de Enisa ha sido un tema recurrente. A medida que las pymes intentan recuperarse, el Tribunal enfatiza que el 30,8% del importe invertido en convenios con el Ministerio de Industria y Turismo corresponde a préstamos fallidos o en proceso de recuperación judicial. Este dato es preocupante, ya que refleja un riesgo financiero significativo para el Estado, que asume la totalidad del riesgo de impago de estos préstamos.
También es notable la carencia de incentivos para el seguimiento y recuperación de los préstamos problemáticos. Según el informe, esta situación deriva de un escaso personal dedicado a estas tareas y de un diseño deficiente de las herramientas de gestión, lo que impide una atención adecuada a situaciones de impago.
Retos en la gestión de préstamos
Dentro de la operación, el área de seguimiento es la que más dificultades enfrenta debido a la escasez de recursos humanos. Aunque Enisa amplió sus funciones en 2023 para adaptarse a nuevos retos, no reforzó su equipo. Esto significa que la insuficiencia de personal se soluciona con contrataciones de *asistencias técnicas*, lo que puede representar un riesgo para el control de los procesos.
La fiscalización también revela que, al cierre de 2023, Enisa contaba con 4.584 préstamos vivos por un total de 677 millones de euros. Este crecimiento, que podría ser positivo, se sombrean por la incapacidad de gestionar de manera eficiente los préstamos ya otorgados.
Las nuevas funciones de Enisa y sus efectos
Enisa no solo se enfrenta a la gestión de los préstamos tradicionales. En los últimos meses, la empresa ha asumido nuevas responsabilidades en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR). Parte de estas funciones incluye la gestión del programa «Marca España como Nación Emprendedora» y la certificación de empresas emergentes bajo la Ley de Startups.
No obstante, los desafíos no se detienen ahí. El Tribunal de Cuentas también ha identificado incidencias en la certificación de empresas emergentes, como descertificaciones retroactivas por incumplimientos y la falta de manuales de procedimiento tras la entrada en vigor de la normativa. Esta falta de estructura puede resultar en incertidumbres tanto para las empresas como para los inversores.
Recomendaciones del Tribunal de Cuentas
Frente a este panorama, el Tribunal de Cuentas ha emitido varias recomendaciones clave. Sugiere que Enisa *actualice sus procedimientos*, refuerce los sistemas de control y mejore la digitalización, así como la trazabilidad de la información. Esto es esencial para generar confianza tanto en los beneficiarios de los préstamos como en el Estado, que asume el riesgo.
Una actualización en los procedimientos también puede facilitar la identificación temprana de préstamos problemáticos, permitiendo una intervención más ágil y efectiva. Asimismo, el Tribunal insta a Enisa a valorar nuevos enfoques para los estudios de impacto, sugiriendo la publicación de información más completa y accesible en su Portal de Transparencia, lo que podría mejorar la percepción pública y fomentar la inversión.
Un futuro incierto que invita a la reflexión
A medida que Enisa navega por estos desafíos, la pregunta que queda abierta es: ¿cómo se puede garantizar que el sistema se haga más robusto y eficiente? La combinación de un entorno económico en constante cambio y los desafíos internos pone de manifiesto la necesidad de una revisión profunda y de una visión clara sobre el futuro de la financiación a pymes en España. A medida que tanto pequeños como grandes actores del mercado observan estos desarrollos, la atención permanece en cómo se tomarán las decisiones necesarias para mejorar la gestión y asegurar un panorama financiero más estable y predecible. En una era donde la innovación es clave, ¿estamos realmente preparados para adaptarnos y avanzar? Esto es lo que el futuro dirá.