La compañía se define como una social fintech que busca transformar cómo los migrantes acceden a servicios financieros, garantizando que estos sean justos, accesibles y seguros. En un mundo donde el acceso a dichos servicios puede ser un desafío, Aura Pay se posiciona como una respuesta a esta necesidad.
Expansión estratégica hacia Estados Unidos
Aura Pay ha decidido dar un paso estratégico al aterrizar en Estados Unidos, un movimiento que tiene como objetivo digitalizar los principales flujos de remesas. Esta decisión no solo busca ampliar su horizonte comercial, sino también tener un impacto tangible en la vida de millones de personas migrantes que dependen de las remesas para sostener a sus familias en sus países de origen.
La compañía comenzará a operar en varios estados clave: Washington, New Jersey, Illinois, Florida, Massachusetts, Nueva York, Texas, Michigan y Virginia. Con esta red operativa, se prevé alcanzar un volumen de negocio de 150 millones de dólares anuales, proporcionando así servicios a una gran comunidad de migrantes latinoamericanos que buscan opciones financieras más accesibles.
El panorama de remesas en América Latina
En 2024, se estima que América Latina y el Caribe recibirán aproximadamente 161.000 millones de dólares en remesas, de las cuales más del 96% provendrán de Estados Unidos. Esto refleja no solo la dependencia de las familias latinoamericanas de estas transferencias, sino también el papel crucial que juega Estados Unidos como emisor de remesas a la región. Además, España se posiciona como el segundo mayor emisor, con unos 6.200 millones de euros enviados en 2023, principalmente a países como Colombia, Ecuador, República Dominicana, Perú y Honduras.
La elección de Estados Unidos como mercado objetivo no es casual. Con más de 27,7 millones de migrantes latinoamericanos residiendo en el país, una tasa de empleo del 95%, y un salario semanal promedio de 891 dólares, las estadísticas subrayan la viabilidad del modelo de negocio de Aura Pay. El país se está consolidando como uno de los principales emisores de remesas del mundo, lo que representa una gran oportunidad para la ‘fintech’.
Un enfoque centrado en el usuario
Desde su inicio, Aura Pay ha estado guiada por un propósito muy claro. Jesús Javier Guevara Monjes, el consejero delegado y fundador, ha afirmado que este paso es «mucho más» que simplemente abrir operaciones en un nuevo territorio. Para él, se trata de enviar dinero con dignidad y sin los abusos que a menudo caracterizan a las transacciones financieras en este sector.
Este enfoque centrado en el usuario es fundamental, no solo para atraer clientes, sino para construir una relación de confianza. Aura Pay se propone ser un puente entre los migrantes y sus familias, facilitando el acceso a recursos necesarios para las comunidades que dependen de estas remesas para su sustento. Al abrir una oficina en Estados Unidos, también se asegurará de ofrecer atención directa a sus usuarios, mejorando así la experiencia de servicio.
Cifra y objetivos a largo plazo
Al alcanzar su objetivo de 150 millones de dólares en volumen de negocio anual, Aura Pay no solo espera ganar dinero, sino también generar un impacto positivo en la vida de las personas. Esta cifra no es solo un número; representa la posibilidad de mejorar las condiciones de vida de millones de migrantes y sus familias, al ofrecerles mejores opciones y tarifas más justas para enviar dinero a casa.
Con su misión claramente definida y una estrategia bien planificada, Aura Pay está lista para afrontar los desafíos del mercado estadounidense. A través de la digitalización de los flujos de remesas, la compañía busca no solo mejorar su posición en el mercado, sino también ofrecer una solución a un problema que afecta a tantas personas en la región latinoamericana.
La historia de Aura Pay es un testimonio de cómo la innovación tecnológica puede transformar el mundo de las finanzas personals. No es solo una promesa de mejores servicios; es una llamada a la acción para reconsiderar cómo se manejan y se envían las remesas. Al final del día, la cuestión no es solo el dinero, sino también la dignidad y el bienestar de las personas que lo reciben.