La reciente propuesta consensuada por el Consejo de Europa para reformar el reglamento sobre los derechos de los pasajeros ha generado una gran controversia. La Federación de Consumidores y Usuarios (CECU) y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) han manifestado su fuerte desacuerdo, calificando la iniciativa de «retroceso» y «retraso» en los derechos de los ciudadanos. Las críticas se centran en cómo esta propuesta podría favorecer a las aerolíneas en detrimento de los derechos de los pasajeros.
Críticas a la influencia de las aerolíneas
La CECU ha expresado su decepción ante lo que consideran una cesión del Consejo a las demandas de las aerolíneas. En un comunicado, la organización denunció que el aumento del tiempo de retraso necesario para acceder a compensaciones —de 3 a 4 y 6 horas, dependiendo de la distancia del vuelo— representaría un «grave perjuicio» para los consumidores. Este cambio resulta especialmente preocupante dado que, según la OCU, la mayoría de los retrasos suelen situarse entre las dos y las cuatro horas, lo que significa que una gran parte de los pasajeros varados quedaría fuera del marco de compensación reconocida por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).
Para César Díaz, abogado de la CECU, «el Consejo debe dejar de escuchar únicamente al lobby de las aerolíneas y tener en cuenta a las y los pasajeros y a las organizaciones que los representan». Esa afirmación subraya la necesidad de un enfoque más equilibrado que considere las necesidades y derechos de los consumidores en un sector tan crítico.
Debilidad en la protección del consumidor
Por su parte, la OCU ha calificado esta reforma como «un paso atrás» en la protección de los pasajeros aéreos. Desde la organización se argumenta que, al debilitar la confianza de los ciudadanos en los mecanismos de compensación, se crea un ambiente de incertidumbre que podría socavar la relación entre los consumidores y las aerolíneas. Este descontento podría llevar a que muchos pasajeros desistan de reclamar compensaciones, lo que beneficia directamente a las compañías aéreas y diluye la responsabilidad que tienen en la atención al cliente.
Además, la OCU se ha manifestado fuertemente en contra de la disminución de las compensaciones generales al reclamar, lo que podría desincentivar a los pasajeros a ejercer sus derechos. En un contexto donde los pasajeros ya enfrentan múltiples problemas, como los cargos excesivos por el equipaje de mano, la reforma se percibe como un movimiento más hacia la desprotección que hacia la mejora de los derechos de los consumidores.
Reacción del sector y próximas acciones
Ante esta situación, las organizaciones de Euroconsumers han anunciado su intención de intervenir. Según fuentes cercanas, se preguntarán a todos los eurodiputados españoles que se pronuncien en contra del acuerdo alcanzado por el Consejo, apelando a su responsabilidad en la defensa de los derechos de los pasajeros. Este tipo de iniciativas buscan provocar un cambio en la percepción y el enfoque de la legislación europea, orientándola hacia un mayor respeto y consideración de los derechos de los consumidores.
La OCU ha enfatizado que «esta reforma debería ser una oportunidad para reforzar la protección de los viajeros, no para debilitarla». Esta llamada a la acción está en línea con la creciente demanda de un marco regulatorio más sólido que no solo considere la viabilidad económica de las aerolíneas, sino que también respete y proteja los derechos fundamentales de los consumidores en el sector del transporte aéreo.
Implicaciones económicas de la reforma
El ambiente de incertidumbre que crea esta modificación del reglamento puede tener repercusiones significativas en la dinámica del mercado aéreo europeo. A medida que las aerolíneas se ven favorecidas por la reducción de la responsabilidad en el caso de retrasos, se corre el riesgo de que se produzca un aumento generalizado de los conflictos entre los consumidores y las compañías aéreas. Esto podría llevar a una percepción negativa del sector de la aviación, lo que afectaría no solo a la confianza del consumidor, sino también a la rentabilidad de las compañías en el largo plazo.
En un contexto donde la economía global se recupera de los estragos causados por la pandemia, es crucial que las regulaciones no solo fomenten la rentabilidad de las entidades empresariales, sino que también den prioridad a la satisfacción del consumidor. Un marco legal que no proteja adecuadamente a los pasajeros podría generar un efecto adverso, ya que la insatisfacción podría traducirse en menos viajeros dispuestos a utilizar el transporte aéreo, afectando a toda la cadena de valor involucrada en este sector.
Así, mientras el consejo europeo debate esta compleja cuestión, es fundamental observar la evolución de las reacciones tanto de los consumidores como de las aerolíneas, así como las posibles respuestas políticas y legales que emerjan en el futuro, lo que podría definir el rumbo de los derechos de los pasajeros aéreos en Europa.