Casi 7,5 millones de trabajadores en España, lo que representa el 36,9% del total, percibieron en 2023 menos de 15,120 euros anuales, por debajo del salario mínimo interprofesional (SMI). Este dato, proporcionado por los técnicos del Ministerio de Hacienda, pone de manifiesto una realidad preocupante en el mercado laboral español, justificada por la inminente celebración del Día Internacional del Trabajo.
Desigualdad salarial en descenso
A pesar de la cifra antes mencionada, los técnicos del Ministerio de Hacienda destacan una tendencia positiva en la reducción de la desigualdad salarial, que ha disminuido un 4,7% desde 2003, según el índice de Gini aplicado a los salarios anuales. Esta mejora en las condiciones salariales se ha intensificado a partir de 2019, coincidiendo con los incrementos en el SMI, el cual ha experimentado un aumento del 139,4% en dos décadas, pasando de 451,20 euros mensuales en 2003 a 1,080 euros en 2023. Esto sugiere que el continuo aumento del SMI, que ya ha alcanzado los 1,134 euros actuales, podría seguir contribuyendo a la disminución de la desigualdad en el futuro.
Disparidades regionales en la remuneración
La Comunidad de Madrid encabeza la lista autonómica con un 30,1% de sus trabajadores que se encuentran por debajo del umbral del SMI, seguida de Cataluña, Aragón y Asturias, con cifras que rondan el 32%. Este fenómeno refleja una estructura económica que favorece ciertas regiones sobre otras. En marcado contraste, Extremadura y Andalucía se mantienen como las comunidades con mayores índices de precariedad laboral, ya que, en ambas, el 47% de los empleados ganan menos de 15,120 euros anuales. Este desfase resalta la vulnerabilidad de la economía en las comunidades menos favorecidas.
Por provincias, los datos muestran que Barcelona tiene un 30,3% de trabajadores por debajo del umbral mencionado. Sin embargo, es crucial considerar que, a pesar de la relativa baja cifra, el alto costo de vida en la capital catalana y su área metropolitana contextualiza esta estadística de forma negativa. Otras provincias, como Zaragoza, Guadalajara, A Coruña, Valladolid y Soria, tienen cifras similares que oscilan entre 31,5% y 32,4%.
En el lado opuesto, Huelva destaca como la provincia con mayor precariedad salarial, con un alarmante 56,6% de trabajadores que no superan los 15,120 euros anuales. Almería y Jaén también presentan cifras preocupantes, por encima del 52%, mientras que provincias como Badajoz, Córdoba, Granada, Cádiz y Cáceres registran porcentajes que oscilan entre el 45,6% y el 47,8%.
Las desigualdades de género en los salarios
La situación es aún más grave cuando se analiza a través de la perspectiva de género. Según los datos, el 42,8% de las mujeres ocupadas en España, lo que supera los 4 millones, gana menos que el SMI. Las comunidades con menor concentración de trabajadoras con sueldos bajos son Madrid, con un 34,4%, Cataluña (36,1%), y Baleares, Aragón y Asturias, donde la proporción se sitúa entre 38,6% y 40,5% del total de trabajadoras.
Contrariamente, las provincias que presentan altas concentraciones de mujeres con sueldos bajos son alarmantes. Huelva, por ejemplo, muestra un asombroso 67,2%, seguido por Jaén (59,6%) y Almería (58,1%). En otras provincias como Cádiz, Badajoz, Córdoba, Sevilla, Cáceres, Granada y Ciudad Real, la cifra también supera el 50%.
A pesar de esta desalentadora situación, hay algunas provincias que muestran un panorama más optimista en términos de equilibrio salarial. En Barcelona, solo el 34,1% de las trabajadoras está por debajo del umbral salarial, mientras que Soria, A Coruña, Zaragoza, Guadalajara, Valladolid y Lugo presentan cifras que oscilan entre el 37,7% y el 40,2%.
Un análisis de la precariedad laboral
Los datos disponibles refuerzan la conclusión de que persisten desigualdades estructurales en el mercado laboral español. Las mujeres representan la mayoría de aquellos que perciben salarios bajos, a pesar de que su participación en la población ocupada total es inferior a la de los hombres. De hecho, en regiones como Melilla, Almería y Ceuta, las mujeres constituyen menos de la mitad de la población ocupada. Sin embargo, es en la mayoría de las provincias donde las trabajadoras son quienes más sufren la precariedad salarial.
En el contexto actual, el aumento del SMI y su potencial para disminuir la desigualdad salarial es un aspecto crucial en la discusión económica. A medida que se prevén nuevos incrementos, es posible que las diferencias salariales comiencen a cerrar, aunque las disparidades regionales y de género continúen representando un desafío significativo.
Los datos reflejan un panorama complejo que pone de relieve la necesidad de políticas económicas más inclusivas que atiendan no solo el salario mínimo, sino también factores estructurales que perpetúan la desigualdad. Mientras el panorama económico sigue evolucionando, la atención sobre estos indicadores será fundamental para garantizar un desarrollo más equitativo y sostenible en el futuro. La promoción de estrategias que busquen un equilibrio en el acceso a oportunidades laborales es vital para transformar el actual escenario laboral en España.