El coste que implica la incapacidad temporal (IT) en España ha alcanzado cifras alarmantes que deben captar tu atención. Hablamos de 81.574 millones de euros anuales, lo que representa un 5,4% del Producto Interior Bruto (PIB) nacional. Para poner esto en perspectiva, se trata de 25.900 millones de euros más en comparación con 2018, un incremento del 47% que no se puede pasar por alto.
Según un reciente estudio, España ostenta una de las tasas más elevadas de absentismo por IT dentro de la Unión Europea y, lo que es peor, este ritmo de crecimiento es especialmente acelerado. Entre 2018 y 2023, el número de jornadas laborales perdidas por incapacidad temporal en el Régimen General ha pasado de 242 millones a 368,7 millones, con un aumento del 52%.
Un estudio revelador sobre IT
El informe que detalla esta situación ha sido elaborado por la mutua Umivale Activa y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). Este trabajo ha contado con la dirección de los investigadores José María Peiró y Lorenzo Serrano, quienes han presentado datos contundentes que invitan a la reflexión. La principal novedad es la disponibilidad de microdatos de la Estadística de IT del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para el periodo 2016-2023, con más de 62 millones de procesos anonimizados.
Para enriquecer aún más la investigación, se han cruzado estos datos con información de la Muestra Continua de Vidas Laborales (MCVL) y los microdatos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE. El resultado es un panorama claro de cómo se ha evolucionado la incapacidad temporal en el país.
Una realidad compleja: las bajas de larga duración
Entre las tendencias inquietantes que se destacan en el informe, el aumento de las incapacidades temporales se ha concentrado en los casos de contingencias comunes, como enfermedades no profesionales. Curiosamente, los accidentes laborales han permanecido estables.
Los datos son claros: los procesos de larga duración, aquellos que superan 365 días, se han duplicado desde 83.000 en 2018 a 167.000 en 2023. Aunque constituyen solo el 2,4% de los procesos finalizados, concentran un asombroso 34,1% de los días de baja. La cifra de 110 millones de días perdidos en este segmento es un indicador preocupante de la situación laboral en el país.
No podemos ignorar también el hecho de que más del 50% de los trabajadores con baja activa en 2023 son repetidores, lo que evidencia una situación que está en constante ascenso. De hecho, el porcentaje de trabajadores que han pasado por múltiples bajas se ha incrementado un 55% desde 2018. Estos casos, aunque solo representan el 16,6% de la población activa, concentran el 69,6% de las bajas.
Patologías que impactan el absentismo
El estudio también señala que dos grupos de patologías son los responsables de más de la mitad del absentismo por IT. Se trata de las algias (dolores de espalda, cervicalgias, etc.) y los problemas de salud mental, que muestran un crecimiento notable. Mientras que las bajas por enfermedades cardiovasculares, oncológicas y traumatológicas han crecido, no han alcanzado las cifras de las algias y trastornos mentales, que han aumentado un 56,5% y un 111,4%, respectivamente.
Cabe mencionar que estas patologías concentran el 51,1% del indicador de absentismo, y su incremento representa dos tercios del total de días de baja por incapacidad temporal. Resulta alarmante que en 2023, el 37,7% de los trabajadores con repeticiones y bajas activas presentan algias o problemas de salud mental como diagnósticos principales. ¿Nos estamos enfrentando a una crisis en estos ámbitos de la salud?
Desigualdades por género y edad en las tasas de IT
Los datos también revelan diferencias sorprendentes entre géneros. Las mujeres registran un 6,4% en el indicador de absentismo, en contraste con el 4,8% de los hombres, destacando aquí el rol de los problemas de salud mental, que afectan más a las mujeres.
La edad también juega un papel crucial. El indicador de IT se sitúa en 3% para los jóvenes de 16 a 29 años, pero se eleva al 9,6% para los trabajadores entre 60 y 64 años. Aquí, se observa que las jornadas perdidas de este grupo etario representan un 20% del incremento global en este indicador. Esto sugiere que los trabajadores más próximos a la jubilación enfrentan retos significativos en su salud laboral.
En cuanto a la naturaleza de los empleos, los trabajadores con contratos indefinidos y a jornada completa tienden a tener una probabilidad más alta de sufrir incapacidades temporales. Las ocupaciones menos cualificadas presentan una diferencia notable en este aspecto, con una probabilidad de sufrir IT aumentada en 17 puntos porcentuales.
Sectorial y territorialmente, el absentismo varía
Por sectores, el informe muestra que las actividades administrativas y de servicios auxiliares son las que exhiben las tasas más altas de absentismo. En contraste, los sectores de información y comunicaciones, así como las actividades profesionales y técnicas, tienen los índices más bajos.
Por comunidades autónomas, se aprecian variaciones significativas. Canarias, el País Vasco y Galicia se registran con más del 7% de jornadas perdidas, mientras que regiones como Baleares, La Rioja y Madrid mantienen cifras inferiores al 5%.
Un último dato a considerar: los cambios en la tasa de paro son responsables de más de tres cuartas partes de la variabilidad del absentismo, algo que invita a preguntarnos sobre el efecto del contexto económico en la salud laboral.
Esto nos lleva a la reflexión sobre lo crucial que es abordar esta problemática. Como se subraya en el informe, el absentismo por incapacidad temporal representa un desafío estratégico que demanda atención urgente y cambios en la regulación y en las condiciones laborales. ¿Estamos preparados para hacer frente a estos números? El camino hacia una respuesta efectiva puede ser más largo de lo que pensamos.