La presidenta de Cepyme, Ángela de Miguel, ha dejado claro que su organización luchará con «uñas y dientes» para evitar que la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas se apruebe en el Congreso. Esta medida, según ella, resulta insostenible para las pequeñas empresas, especialmente para aquellas que cuentan con menos de diez trabajadores. La situación es crítica y, al parecer, hay mucho en juego.
Impacto económico en las pequeñas empresas
Durante un encuentro informativo, De Miguel subrayó que el impacto económico de esta medida podría alcanzar un sorprendente 7%. Si bien esto afectará a todas las empresas, las más pequeñas serán las que más sufran. «Teniendo en cuenta que la empresa más pequeña opera con beneficios alrededor del 2%, si los gastos aumentan un 7%, entonces se enfrentan a un dilema: o incrementan el precio de sus productos o servicios o, lamentablemente, sufren pérdidas», explicó De Miguel.
Esta reducción en las horas laborales llega en un momento delicado, pues, en los últimos cuatro años, los costes laborales han aumentado un 20%. Esto plantea una pregunta crucial: ¿qué pueden hacer las pequeñas empresas para sobrevivir en un entorno así? La presidenta advirtió que cerrar es una opción real si las pérdidas se vuelven insostenibles, lo que pondría aún más en peligro la estabilidad económica.
Reuniones para el diálogo social
En este sentido, De Miguel ha expresado su disposición para dialogar con diversas partes, incluida la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y cualquier partido que quiera colaborar en la búsqueda de soluciones, incluso Junts. «Siempre buscaremos el diálogo», apuntó, insistiendo en que es fundamental discutir la jornada laboral en un marco de cooperación entre empresas y trabajadores sin interferencias gubernamentales.
La insistencia en el diálogo social no es un tema menor. De Miguel enfatizó que las decisiones que afecten a las pequeñas y medianas empresas deben tomarse de manera consensuada, sin que los entes gubernamentales intervengan. La lógica detrás de esta postura es clara: las realidades y necesidades de las pymes deben ser escuchadas y consideradas en la formulación de políticas.
Preocupaciones ante la crisis arancelaria
Además, la presidenta de Cepyme alertó sobre las complicaciones que la crisis arancelaria impulsada por Estados Unidos podría acarrear. Esta situación ya está ralentizando la economía y podría impactar aún más a las pymes. «Debemos bajar la presión fiscal y las cotizaciones sociales, y no aplicar las 37,5 horas. Necesitamos medidas que realmente ayuden a las empresas a sobrellevar momentos difíciles», afirmó.
La conexión entre la economía y las políticas laborales es, sin duda, evidente. Implementar una jornada laboral más corta en este contexto no solo parece imprudente, sino que podría generar efectos adversos en todo el tejido empresarial.
Oposición a la directiva de salarios mínimos
Otro punto relevante en la agenda de Cepyme es la transposición de la directiva europea sobre salarios mínimos. De Miguel ha expresado su firme oposición a esta medida, argumentando que «España ya está por encima del 60% del salario medio, superando así las recomendaciones europeas». Esta afirmación sugiere que las normativas europeas no deberían tener el mismo peso en un país que ya está haciendo esfuerzos significativos en este ámbito.
Hay que preguntarse, entonces, si seguir implementando normativas exteriores será realmente beneficioso o si, por el contrario, comprometerá aún más la operación de las pymes en España. La capacidad de las empresas para adaptarse depende en gran parte de un entorno regulatorio que no les ahogue, sino que les permita prosperar.
La lucha de las pequeñas empresas
«Vamos a pelear para que no esté nadie dispuesto a implementar esta reforma, porque España no puede con ello», señaló De Miguel, subrayando que la cifra de 23.000 millones de euros que se estiman como resultado de esta medida es completamente inasumible para las pequeñas empresas.
Este planteamiento plantea una reflexión sobre la importancia de apoyar a las pymes, que son un pilar fundamental de la economía española. No solo generan empleos, sino que también son responsables de una parte significativa del PIB del país. ¿Cómo se puede esperar que estas empresas sobrelleven una carga adicional cuando ya enfrentan numerosos desafíos?
Las políticas económicas deben considerar no solo las grandes empresas, sino también el tejido de pymes que son vitales para el desarrollo económico y social. La conversación está abierta y, aunque el camino por recorrer puede ser complicado, la necesidad de un enfoque equilibrado se vuelve más evidente cada día.
Es un momento en el que la reflexión y el diálogo son más necesarios que nunca. Las decisiones que se tomen hoy no solo afectarán a las empresas, sino también a los trabajadores que dependen de ellas para su bienestar y estabilidad económica. La situación es delicada, y todos los involucrados deberán trabajar para encontrar un balance que beneficie a todas las partes.