Las compañías con capacidad de refino en España han dado un paso importante al presentar su nueva representación asociativa, conocida como AICE, la Asociación de la Industria del Combustible de España. Este cambio es un reflejo del compromiso del sector por avanzar hacia la descarbonización y la sostenibilidad, dejando atrás la histórica AOP, que ha sido símbolo del sector durante más de 30 años.
Una nueva etapa en la industria del combustible
La transformación hacia AICE marca un nuevo comienzo para la industria del refino y los combustibles. Esta evolución se enmarca dentro de una estrategia más amplia que busca integrar nuevas materias primas y procesos energéticos, cuyo objetivo es fomentar el uso de combustibles renovables, considerados clave para el futuro del sector. Con un enfoque claro en la sostenibilidad, se están transformando las instalaciones en centros multienergéticos mediante inversiones significativas en investigación y desarrollo.
La presidenta de AICE, Olvido Moraleda, comentó que esta evolución ha permitido al sector «desarrollar nuevas opciones energéticas, bajas y neutras en emisiones, con soluciones para la descarbonización de todos los modos de transporte». De hecho, es esencial avanzar hacia una transición energética que sea no solo accesible, sino también eficiente para las futuras generaciones.
El peso del sector en la economía española
Además de la evolución hacia energías más limpias, la industria del combustible juega un papel estratégico en la economía de España. Se estima que representa más del 50% del mix energético nacional y asegura una considerable parte de la movilidad del país. Esto no solo se traduce en comodidad para los ciudadanos, sino también en empleos: alrededor de 200.000 personas trabajan en este sector.
La capacidad productiva de las nueve refinerías españolas se considera una de las más flexibles y competitivas de Europa. Están evolucionando gracias a las inversiones en I+D+i, que alcanzan un promedio anual de 700 millones de euros. Esta infraestructura no solo contribuye a la estabilidad energética, sino que también respalda el crecimiento económico, además de contribuir con más de 20.000 millones de euros a las arcas públicas.
Oportunidades para liderar la transición energética
La nueva directora general de AICE, Elena Mateos, hizo hincapié en la oportunidad que tiene España para convertirse en un hub de energía renovable en Europa. Con recursos autóctonos que colocan a España como el tercer país de la Unión Europea en disponibilidad de materia prima para la producción de combustibles renovables, existe un potencial significativo a desarrollar.
Sin embargo, para aprovechar estas oportunidades, Mateos subrayó que es necesario avanzar en puntos clave como la accesibilidad de las soluciones energéticas, la competitividad del sector y, sobre todo, una mayor autonomía estratégica. La industria está claramente posicionada para innovar y crecer, pero las condiciones deben ser favorables para que florezca todo su potencial.
La importancia del motor de combustión
Durante el evento de presentación, el ex primer ministro italiano Enrico Letta destacó que la transición energética no puede ir en contra de la competitividad. Hizo un llamado a priorizar la autonomía energética y la integración del mercado único europeo para lograr un equilibrio que favorezca el éxito del sector. Asimismo, enfatizó la importancia de evitar la sobrerregulación, que, según él, podría poner en peligro el futuro de la industria.
Luis Cabra, presidente de FuelsEurope, reafirmó esta postura al abogar por la mejora en la seguridad del suministro energético y un desarrollo local de combustibles renovables. Aseguró que prohibir el motor de combustión sería un grave error que podría desequilibrar la actual movilidad europea.
Colaboración entre reguladores y sector energético
El diálogo constructivo entre reguladores, asociaciones y empresas es vital para lograr los objetivos climáticos e industriales, como lo señaló Manuel García Hernández, director general de Política Energética y Minas. García enfatizó que no se puede llevar a cabo una transición energética sin tener en cuenta el sector de los combustibles, dado su impacto en la economía y la sostenibilidad.
En este contexto, la evolución hacia una industria más sostenible no debe percibirse como un obstáculo, sino como una oportunidad para innovar y diversificarse. La industria del combustible ha mostrado una capacidad de adaptación constante a lo largo de su historia, lo que abre la puerta a nuevas estrategias y enfoques que pueden beneficiar tanto a los consumidores como al medio ambiente.
En conclusión, el camino hacia la sostenibilidad en la industria de los combustibles es complejo y lleno de desafíos, pero también ofrece un horizonte lleno de oportunidades. Con la colaboración adecuada entre todos los actores involucrados, España puede avanzar hacia un modelo energético más resiliente y eficiente, manteniendo siempre presente su papel fundamental dentro de la economía europea. Es un momento crucial que invita a pensarlo en profundidad, reflexionando sobre la manera en que cada uno de nosotros puede contribuir a este proceso transformador.