Un consorcio liderado por Acciona ha firmado la financiación del proyecto de la desaladora de Casablanca, que se posiciona como la mayor de África y del mundo, operada completamente con energía renovable. Este ambicioso proyecto cuenta con una inversión total de 6.500 millones de dírhams, lo que equivale a aproximadamente 613 millones de euros.
Financiación pública clave
España aportará alrededor de 340 millones de euros en financiación pública para este proyecto, según lo anunciado por la secretaria de Estado de Comercio, Amparo López. Este importe es crucial para el desarrollo de la infraestructura y se destinará a la colaboración entre entidades públicas y privadas.
La financiación se estructura en un 80% mediante deuda y un 20% en fondos propios. Instituciones financieras como Attijariwafa Bank, Banque Centrale Populaire, y Bank of Africa, entre otros, han contribuido con un total de 180 millones de euros, sumándose también CaixaBank a esta iniciativa.
Componentes del consorcio
Acciona no actúa sola en este desarrollo. En el consorcio Al Baidaa Desalination Company, la empresa española posee el 50% de participación, mientras que Green of Africa tiene un 45% y AfriquiaGaz se queda con el 5% restante. Esta sinergia entre diferentes empresas resalta la importancia de la colaboración internacional en proyectos de gran envergadura.
Dicha unión no solo optimiza recursos y capacidades, sino que también asegura una gestión más eficiente del proyecto, tanto en la fase de construcción como a lo largo de los 27 años de operación y mantenimiento previstos una vez finalicen las obras en el tercer trimestre de 2028.
Un compromiso con la sostenibilidad
La planta desaladora tendrá una capacidad de 300 millones de metros cúbicos anuales, suficiente para abastecer a 7,5 millones de personas, además de un potencial uso agrícola. Este enfoque no solo responde a la creciente demanda de agua potable en la metrópoli económica de Marruecos, sino que también subvierte el complejo desafío de la escasez hídrica en la región.
Con un diseño que integra tecnología de ósmosis inversa y el uso exclusivo de energía renovable, la planta se alimentará del parque eólico de Bir Anzarane, que generará 360 MW de energía, destinando un 47% de su producción a esta desaladora. Este modelo es un avance significativo hacia la sostenibilidad y la eficiencia energética.
Marco de colaboración
La ejecución del proyecto será a través de un contrato de colaboración público-privada con la Oficina Nacional de Electricidad y Agua de Marruecos. Este tipo de asociación garantiza que tanto los intereses públicos como los privados estén alineados hacia un objetivo común: mejorar el acceso al agua fresca en Marruecos de manera sostenible y eficiente.
El trabajo conjunto en este ámbito es vital para asegurar que la infraestructura no solo se construya, sino que se mantenga adecuadamente a largo plazo, beneficiando a millones de personas en la región.
Impacto regional y expansión empresarial
El área de Agua de Acciona se ha consolidado en el norte de África, marcando este como su segundo contrato significativo tras la construcción de la desaladora de Fouka en Argelia en 2007. Esta experiencia en el ámbito regional subraya la capacidad de la empresa para adaptarse y ofrecer soluciones efectivas en las diferentes realidades de los mercados africanos.
Acciona ha estado activa en Marruecos durante más de 70 años, habiendo completado más de 70 proyectos en este período. Estas iniciativas abarcan desde obras portuarias y hidráulicas hasta el desarrollo de redes viales y centros educativos. Este amplio portafolio cimenta su presencia como un actor clave en el desarrollo de infraestructuras en la región.
La desaladora de Casablanca no solo es un proyecto ambicioso en términos de inversión, sino también en su capacidad para transformar la vida de millones de personas, garantizando un acceso seguro y sostenible al agua. En tiempos donde los recursos hídricos son cada vez más escasos, la importancia de proyectos de este tipo se vuelve crucial. Seguir el desarrollo de esta planta nos permitirá observar cómo las sinergias entre entidades privadas y públicas pueden marcar la diferencia en la lucha contra la escasez de agua en el futuro.