El pasado 28 de abril, un apagón en la península ibérica reavivó el debate sobre el futuro de la energía en España. En este contexto, el Gobierno, junto a sus socios de izquierda, se ha mostrado firme en su rechazo a la energía nuclear, reafirmando su compromiso con las energías renovables. Ante una proposición no de ley presentada por el Partido Popular (PP), la defensa de las energías limpias ha resonado en el Congreso, con declaraciones vibrantes de varios grupos parlamentarios.
El rechazo a la energía nuclear
Durante el debate reciente, tanto el PSOE como Sumar, junto a aliados como Bildu, Esquerra Republicana, BNG y Podemos, han expresado con claridad sus posturas. La exministra Cristina Narbona del PSOE argumentó que las propias empresas energéticas no están interesadas en prolongar la vida de las centrales nucleares. «No han puesto sobre la mesa ninguna propuesta para extender su actividad», afirmó. Este dato pone de relieve cómo los precios competitivos de las energías renovables están transformando el escenario energético español.
¿Por qué permanecer anclados en una tecnología que ya no resulta rentable? Narbona también lanzó un dardo a la bancada del PP. «Muchos de los establecimientos nucleares están cerrados porque los precios son demasiado bajos gracias al despliegue masivo de las energías renovables», recalcó.
La estabilidad de las energías renovables frente a la nuclear
La intervención de Eloi Badia i Casas de Sumar trajo a la mesa un tema crítico: la inestabilidad de las centrales nucleares. Según Badia, estas instalaciones han experimentado caídas en su funcionamiento hasta en ocho ocasiones en 2024 y once en 2023. Esto plantea serias interrogantes sobre su fiabilidad a largo plazo. En un contexto donde la estabilidad es clave para un suministro eléctrico adecuado, la apuesta por energías renovables se hace más crucial que nunca.
Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, ha sido criticado por ignorar la necesidad de otras tecnologías y solo enfocarse en las nucleares. Esto genera un ambiente tenso en el debate sobre cuál es el camino más adecuado hacia una transición energética sostenible.
El debate sobre costos y sostenibilidad
Mikel Otero, de EH Bildu, fue contundente al afirmar que decir «no» a la energía nuclear debería ser un mantra para su formación. «¿Cómo se puede mejorar la competitividad energética manteniendo algo que es más caro que las renovables?», preguntó retóricamente. Esta frase resuena como un eco en los debates actuales sobre el coste de la energía y la necesidad de mantener tarifas eléctricas sostenibles para la población.
Desde el BNG, Néstor Rego subrayó que la energía nuclear «no es limpia ni segura». Este punto de vista es respaldado por Noemí Santana de Podemos, quien mencionó que «el mantenimiento de las centrales nucleares cuesta más que invertir en renovables». Juntas, estas voces conforman un coro creciente que aboga por un modelo energético más limpio, más accesible y, sobre todo, más seguro.
La flexibilidad de las energías renovables
En una intervención significativa, Teresa Jordá de Esquerra destacó la «irresponsabilidad extrema» del PP al reabrir el debate sobre las nucleares tras el apagón. Este tipo de medidas, según Jordá, desvían la atención de la verdadera discusión: el avance hacia un sistema 100% renovable. «La flexibilidad de la energía hidráulica permitió una rápida recuperación del sistema eléctrico», enfatizó.
Con un argumento sencillo pero efectivo, Jordá puso en perspectiva la importancia de seguir impulsando las energías limpias. Si no hubiera existido la capacidad renovable, ¿cuánto tiempo llevaría restablecer la normalidad en la red? Sin duda, este es un tema que merece ser explorado más a fondo.
Defensa de la energía convencional
Sin embargo, no todos los actores están de acuerdo con esta visión unidimensional. Pilar Calvo de Junts advirtió sobre el riesgo de caer en una «guerra entre tecnologías». Si bien concuerda en la necesidad de innovar, enfatizó que la generación convencional—como los ciclos combinados y las nucleares—sigue teniendo un papel crucial. A su juicio, la falta de baterías y sistemas de protección ante fluctuaciones de tensión viene a resaltar la importancia de mantener una diversidad de fuentes energéticas.
Este aspecto plantea un dilema importante en el debate actual sobre la transición energética. ¿Hasta qué punto deberíamos priorizar las renovables frente a la generación convencional? Las opiniones divergen, y cada día se presentan nuevos argumentos y datos.
El horizonte energético de España está en una encrucijada. Mientras algunos abogan por un futuro completamente renovable, otros destacan la importancia de mantener la diversidad en fuentes de energía. La discusión está lejos de cerrarse, y el interés por encontrar un equilibrio sostenible sigue siendo vital para garantizar un futuro energético próspero para todos. Las decisiones que se tomen en las próximas semanas y meses serán cruciales para definir el rumbo energético del país, y cada uno de nosotros tiene un papel en esta conversación continua.