La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) ha lanzado una alarmante advertencia sobre la crítica situación que atraviesan las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) en toda España. Esta situación se ha visto notablemente agravada por la falta crónica de personal y, además, los continuos problemas técnicos del nuevo sistema informático denominado ALMA.
Aplicación ineficiente y problemas recurrentes
El sindicato ha detallado en un comunicado que la aplicación, estrenada en noviembre de 2024 para la gestión de nuevos subsidios y la pasarela al ingreso mínimo vital, ha demostrado ser «manifiestamente ineficaz e ineficiente». Desde su puesta en marcha, ha asumido la gestión y reconocimiento de los nuevos subsidios por desempleo, pero los resultados están lejos de ser satisfactorios.
Manuel Galdeano, coordinador nacional de CSIF en el SEPE, ha alertado sobre los constantes fallos e incidencias que presenta la aplicación. Estas complicaciones no solo han causado retrasos significativos en la tramitación de expedientes, sino que también han resaltado la superioridad de las aplicaciones anteriores en términos de funcionalidad. ¿Cómo es posible que una herramienta diseñada para mejorar la eficiencia esté teniendo un efecto contrario?
Carencia de 3.500 efectivos
A la crisis técnica se suma una crisis de recursos humanos. CSIF ha venido denunciando una grave reducción de personal en el SEPE, que ha sufrido una pérdida del 31% de su plantilla en los últimos diez años, lo que representa 3.500 efectivos menos. Esta escasez de personal no es solo un número; se traduce en que el 52% de las unidades de atención directa al público se encuentran infradotadas. Este problema es especialmente visible en diversas localidades como Barcelona, Girona, Lleida, Madrid, y otras.
En muchas de estas oficinas, el escenario es alarmante, con solo entre 1 y 5 empleados dedicados a atender a un creciente número de usuarios. Además, hay 11 oficinas que actualmente están completamente sin personal. La situación se agrava aún más al considerar que el 56% de la plantilla supera los 50 años, y el 20% se encuentra próximo a la jubilación.
Desinterés por trabajar en el SEPE
Por si fuera poco, el sindicato también ha denunciado una falta de interés general en ocupar los puestos disponibles. A modo de información, el 44% de las 1.374 plazas ofertadas por el SEPE en el último concurso para funcionarios de la Administración General del Estado quedaron vacantes, lo que equivale a 598 plazas sin cubrir. Este hecho refleja un desinterés considerable por trabajar en este organismo, debido a la percepción de altas cargas laborales, su complejidad técnica, y un insuficiente reconocimiento retributivo.
Los datos hablan por sí mismos. Las dificultades operativas y la presión en el trabajo parecen crear un círculo vicioso que desalienta a posibles candidatos. Esto lleva a plantearnos cómo se puede hacer atractivo un lugar de trabajo que, a pesar de su vitalidad en la administración pública, parece estar sufriendo de una crisis de identidad organizativa.
Problemas que afectan a los ciudadanos
Con todos estos elementos en juego, las consecuencias para los ciudadanos son palpables. Las demoras en la tramitación de subsidios y ayuda económica pueden tener un impacto severo en aquellos que dependen del SEPE para cubrir sus necesidades básicas. La combinación de un sistema informático defectuoso y una escasez de personal no solo afecta la administración interna, sino que también repercute en el día a día de muchas familias españolas.
¿Qué se puede hacer para abordar esta situación? Una solución efectiva requeriría la atención inmediata y la acción coordinada del gobierno y las autoridades pertinentes para mejorar la situación. Es vital garantizar que el SEPE funcione de manera óptima para poder ofrecer el apoyo necesario a todos aquellos que lo requieren.
Un futuro incierto pero necesario de resolver
El futuro del SEPE es un tema que no solo concierne a sus trabajadores, sino a todos los ciudadanos que, en algún momento, pueden necesitar sus servicios. La creciente presión sobre la entidad exige respuestas adecuadas y eficaces. Los problemas no pueden seguir sin resolverse, ya que esto tendría repercusiones a largo plazo en el sistema de bienestar social y en la economía en general.
Aunque el camino hacia la recuperación de la eficiencia operativa del SEPE puede ser desafiante, es esencial empezar por reconocer el problema y movilizar recursos. Entonces, ¿estamos preparados como sociedad para enfrentar cambios que mejoren esta situación crítica? La reflexión sobre este tema es crucial, y se espera que, con la adecuada atención y compromiso, se logre crear un entorno laboral que potencie tanto a los empleados como a los ciudadanos a los que sirven.