El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha dado un paso importante en la transformación energética de ciertas regiones de España mediante el lanzamiento de varios concursos de transición justa. Estos concursos están diseñados para proporcionar acceso a la red eléctrica a nuevas instalaciones de energías renovables y de almacenamiento, acumulando un total de 836 megavatios (MW) que se distribuirán en diversas zonas afectadas por el cierre de centrales térmicas de carbón.
Concursos en Asturias y Galicia
En Asturias, el concurso del nudo de transición justa de Narcea 400 kV es particularmente relevante. Este concurso está vinculado al cierre de la central térmica homónima y ofrecerá 354 MW de capacidad para instalaciones en los seis municipios de la zona de transición justa del Suroccidente: Allande, Cangas del Narcea, Degaña, Ibias, Salas y Tineo. Pero esto no es todo; también se ha puesto en marcha el concurso del nudo de transición justa de La Pereda 220 kV, que se relaciona con el proceso de transformación en la central de Mieres. Este concurso pondrá a disposición 74 MW de capacidad para municipios como Aller, Lena, Mieres, Morcín, Quirós, Ribera de Arriba, Riosa y Teverga.
No podemos dejar de lado a Galicia, donde se ha lanzado el concurso del nudo de transición justa de Meirama 220 kV, vinculado al cierre de la central de Cerceda. En este caso, se ofrecerán 408 MW de capacidad para instalaciones en los municipios de Carral, Cerceda, A Laracha, Ordes y Tordoia. Todo esto forman parte de un esfuerzo más amplio para impulsar energías limpias y sostenibles en áreas que han dependido históricamente de la producción de carbón.
Prioridades en la adjudicación de concursos
El Ministerio también ha destacado que estos concursos se regirán por criterios específicos que buscan minimizar la afección ambiental. La inversión en actuaciones de economía circular y la mejora de la biodiversidad serán elementos clave en la evaluación de los proyectos. Además, los beneficios socioeconómicos para las comunidades locales serán esenciales a la hora de conceder los derechos de acceso a la red eléctrica.
Entre los beneficios que se priorizarán se encuentra la creación de empleo, un aspecto crítico en las zonas afectadas. Se prestará especial atención a las oportunidades laborales para los trabajadores que han sido excedentes de las centrales térmicas, así como para potenciar el empleo femenino. También se valorarán iniciativas en proyectos industriales, agrarios y sociales que busquen enriquecer la vida local y fomentar el desarrollo de habilidades y conocimientos entre los residentes.
Contexto de los concursos de transición justa
Estos nuevos concursos no son un hecho aislado. Forman parte de una búsqueda más extensa de alternativas económicas en zonas que han sufrido las consecuencias del cierre de centrales térmicas. Cabe recordar que el nudo de transición justa del Mudéjar 400 kV (Teruel) ha sido un modelo exitoso al integrar múltiples proyectos industriales y agrarios que han generado más empleo del que se había perdido por el cierre de la central.
Recientemente, en abril, se aprobó un procedimiento innovador para conceder acceso a instalaciones de generación o almacenamiento síncronos en varios nudos de transición justa, incluyendo Garoña 220 kV (Burgos), Guardo 220 kV (Palencia) y Robla 400 kV (León). De esta manera, el proceso se formaliza y avanza hacia un futuro energético más sostenible y responsable.
Impacto en las comunidades locales
El impacto de estos concursos se espera que sea significativo. La posibilidad de fomentar el autoconsumo, las inversiones en la cadena de valor a nivel provincial y la participación activa de inversores locales son solo algunos ejemplos de los efectos positivos que se anticipan. Las comunidades no solo recibirán la infraestructura necesaria para acceder a fuentes de energía más limpias, sino que también experimentarán un impulso en su economía que puede mitigar los impactos negativos de la descarbonización.
Las ayudas a proyectos empresariales que generen empleo, así como a pequeños proyectos de inversión y de infraestructuras, son otros instrumentos que complementan los concursos de transición justa. Esta combinación de iniciativas está pensada para preparar a estas regiones hacia un futuro más accesible y sostenible, ofreciendo alternativas viables a los sectores más vulnerables.
A medida que avanzamos hacia una economía más verde, es esencial que tanto las administraciones como las comunidades trabajen juntas en esta transición. La evolución hacia energías renovables es un desafío, pero también una oportunidad. La colaboración estratégica y el enfoque en las necesidades locales serán cruciales para que esta transición no solo sea exitosa, sino también justa. La mirada está fija en el horizonte, y el camino hacia un futuro energético más equilibrado y sostenible apenas comienza. ¿Qué más podremos esperar de esta transformación en los próximos años?