BBVA ha cerrado la sesión bursátil de este martes con un ascenso del 2,54%, alcanzando los 13,115 euros por acción. En contraste, el Banco Sabadell ha limitado este ánimo alcista hasta un 0,45%, quedando en 2,698 euros por título. Esta jornada ha estado marcada por la aprobación condicionada del Gobierno a la OPA hostil lanzada por la entidad vasca sobre la catalana, una jugada clave en el sector financiero.
El impacto de la OPA y el plazo de tres años
El Consejo de Ministros ha tomado una decisión crucial, autorizando la oferta pública de adquisición (OPA) de BBVA sobre Banco Sabadell, pero con la condición de que ambas entidades mantengan su personalidad jurídica independiente durante los próximos tres años. Esto significa que los patrimonios deben permanecer separados y la gestión deberá tener autonomía. Durante este tiempo, el Gobierno valorará la eficacia de esta condición, con la posibilidad de extenderla durante dos años más.
Los analistas están divididos sobre las repercusiones de esta decisión. Mientras algunos consideran que este fetichismo por la independencia puede limitar el éxito de la operación, otros creen que no afectará significativamente el desarrollo de los planes de BBVA.
Reacciones del mercado a la decisión del Gobierno
Ante este panorama, los expertos de XTB han manifestado que el veto de tres años a la fusión entre BBVA y Sabadell constituye un «gran golpe» para la entidad vasca. Esta medida no era lo que el mercado esperaba, ya que se preveía un ajuste en las condiciones ya impuestas por la CNMC, pero no un veto tan estricto.
El departamento de análisis de XTB ha precisado que el aplazamiento de la fusión por un periodo de tres años —que podría ampliarse hasta cinco— reduce la rentabilidad del proceso y, por ende, el atractivo de la operación. «Implica un cambio total en los planes iniciales de BBVA», han indicado, enfatizando los desafíos que esta situación podría generar en el futuro.
Por otra parte, el Banco Sabadell ha solicitado a BBVA información sobre cómo las condiciones impuestas por el Gobierno impactarán en las sinergias esperadas y en la capacidad de retribuir a los accionistas.
Condiciones que el Gobierno impone a la OPA
La autorización del Gobierno no se limita a la OPA; también establece una serie de compromisos por parte de BBVA. El ministro Carlos Cuerpo ha destacado que no se podrán llevar a cabo expedientes de regulación de empleo relacionados con este proceso, asegurando así que ambas entidades mantendrán su independencia operativa.
La decisión está fundamentada en cinco criterios de interés general que van más allá de la competencia: garantizar el cumplimiento de objetivos de regulación sectorial, proteger a las plantillas laborales, favorecer la cohesión territorial, impulsar políticas sociales y fomentar la investigación y el desarrollo tecnológico.
Los cambios en la gestión deberán concretarse en aspectos como decisiones de financiación y crédito, recursos humanos, red de oficinas y atención al cliente, así como en la obra social a través de sus respectivas fundaciones.
El futuro de BBVA y Banco Sabadell bajo la OPA
Para evaluar la eficacia de estas condiciones, BBVA y Banco Sabadell tendrán que presentar, con un plazo de hasta seis meses antes de finalizar el periodo establecido, un Informe de situación a la Secretaría de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa. Este informe deberá detallar el modelo de gestión autónoma implementado y su contribución a los criterios de interés general mencionados anteriormente.
Además, las entidades deben elaborar y publicar en su página web un plan estructural a largo plazo que describa cómo su estrategia corporativa impactará en los próximos cinco años sobre esos mismos criterios de interés general. Sin embargo, la OPA autorizada por el Gobierno no incluye una fusión inmediata; será solo después de tres o cinco años que BBVA podría solicitarlo, una vez se cumplan las condiciones impuestas.
Perspectivas de analistas sobre la efectividad de la OPA
De su lado, el especialista de Federated Hermes, Filippo Alloatti, ha argumentado que, aunque la decisión del Gobierno introduce una complejidad operativa, no altera la lógica subyacente de la OPA. «La condición de que ambas entidades mantengan su independencia durante este periodo parece dura, pero no era inesperada», ha señalado.
Por otro lado, la analista de Renta 4, Nuria Álvarez, ha sugerido que el Gobierno ha creado más confusión que claridad en el proceso. A pesar de que no considera que la condición impuesta lleve a BBVA a retirar su oferta, advierte que podría desincentivar cualquier mejora de la misma.
Álvarez se ha centrado en cómo se interprete esa gestión «independiente» y hasta qué punto puede haber margen para lograr algunas sinergias entre las dos entidades. «Si no se permite ningún movimiento para obtener beneficios conjuntos, el escenario más probable es que la aceptación de la oferta por parte de los accionistas sea baja», ha advertido, sugiriendo que el proceso podría considerarse como «no exitoso».
Expectativas y desafíos futuros para ambas entidades
El entorno sigue siendo incierto. La falta de consenso sobre lo que puede ocurrir ha impactado la cotización de ambas entidades, que apenas se han movido en el mercado. A medida que se avanza en este complejo proceso, surgen muchas interrogantes sobre cómo estas decisiones afectarán a la estrategia a largo plazo de BBVA y Sabadell.
Estos eventos destacan las complicaciones que a menudo acompañan a las grandes operaciones en el sector financiero. La autonomía y el cumplimiento de objetivos sociales y regulatorios son elementos clave en este tipo de transacciones, lo que significa que, aunque los números puedan ser favorecedores, el camino hacia la fusión de BBVA y Banco Sabadell se presenta repleto de desafíos y expectativas encontradas. La industria bancaria probablemente observará de cerca estos acontecimientos, mientras tanto, se mantiene la expectativa sobre cómo evolucionará esta situación en el futuro.